Me dieron ganas de tirarme al campo. Cuando GOL TV entró en el vestuario del Almería para ofrecer la última consigna de Luis Miguel Ramis me esperaba lo de siempre y: me equivoqué.
Era una piña real de un grupo de profesionales que con sus manos unidas esperaban el grito de guerra tras las consignas de Ramis trabajadas durante toda la semana.
Tres cosas hay en la vida y tres fueron los detalles que les metía en la cabeza Ramis a sus futbolistas:
1º) “Salimos al campo a ayudarnos, solidarios, somos un equipo, trabajo colectivo”.
2º) “Vamos a realizar en el campo todo lo que hemos trabajado esta semana al límite señores, al límite”
3º) “Disfrutar del partido por encima de todo”.
Tan sencillo como lógico e importante, pero una cosa es leerlo y otra bien diferente escucharlo. Se te ponen los pelos de punta escuchando ese “Almería nunca se rinde” con el que acabaron.
Nada que ver con el vestuario de las pasadas temporadas. Otro ambiente. Nuevo rollo. Tiempos diferentes que ilusionan con un entrenador que quiere hacer carrera.
Luego la puesta en escena no pudo ser mejor. El Almería tenía un hueso como rival al que supo dominar durante buena parte del partido y cuando tocó sufrir fueron solidarios.
Es verdad que hubo dos o tres veces que aparecieron los fantasmas del pasado, pero no en el gol del Oviedo, que con el permiso de Anquela fue de CHURRO.
Me dieron ganas de tirarme al campo escuchando el grito de guerra y cuando acabó el partido comprendí por qué se juega como se entrena durante la semana.
Muy buena la dirección y la puesta en escena de Ramis con el nuevo Almería.
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