El Tenerife ofreció una clase magistral de cómo se le puede ganar al Barça B. El filial dominó la posesión, pero los de Martí esperaron sus oportunidades y cuando las tuvieron, no fallaron. Juan Carlos atizó primero y antes del descanso, Suso aprovechó un penalti para ampliar la ventaja. Longo hizo el 0-3 definitivo a los 17’ de entrar en el terreno de juego y el Tenerife, único equipo de Segunda A con dos triunfos, sigue lanzado y es líder.
El Barça B apareció en escena con un 4-3-3 que colgó del palo al Tenerife. Aleñá lideraba todas las acometidas y cualquier cambio de ritmo era un suplicio para Vitolo y Aitor Sanz. El problema es que una vez llegaba a la frontal del área le faltaban líneas de pase y el filial no mordía. Era imposible. El conjunto de Martí era un muro y, además, cada vez que tenía el balón olía a sangre. Y en el 28’, llegó el 0-1. El filial, que no rifa ni un balón, falló en la salida y, en un visto y no visto, Varo recogió la pelota de dentro de su portería. Juan Villar le puso temple a una acción que finalizó Juan Carlos de una manera tan maravillosa como efectiva. Disparó cruzado con su pierna izquierda e hizo imposible la estirada del meta del Barça B. El 0-1 enfadó a Aleñá y, en la siguiente acción, le puso un centro medido a Miranda, que no remató bien. La falta de pegada fue una losa que aún se hizo más pesada tras el penalti, dudoso, de Fali sobre Juan Villar. Suso tomó la responsabilidad, no falló, y el 0-2 provocó que el conjunto de Gerard López entrara en depresión porque ya no eran capaces de dar tres pases seguidos.
Tras el descanso, Villar tuvo dos grandes ocasiones para sentenciar, pero, en el 52’, se marchó lesionado. Le sustituyó Longo, que debutó, y fue el elegido para ajusticiar a un filial que vivió unos minutos finales infernales. Los tinerfeños, muy superiores gracias a su oficio, paciencia, calidad y pegada.
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