Falla la mente

El peor Almería siempre está por llegar y aunque Ramis y Corona se empeñen en decir lo contrario el cartero sigue llamando dos veces y los viejos fantasmas aparecen peligrosamente.

Contra el Huesca hubo un remate de Pozo y ante el Reus otro de Mandi. Nada más, y así la afición decide marcharse a su casa porque el equipo pone alma ante el Valladolid y adolece de ella una semana después.

Estamos ante un Almería que no tira a portería. La segunda mitad ante el Reus fue penosa con el portero rival, como un mero espectador y con 0 a 1 en el marcador.

Estamos ante un Almería desquiciado que no tiene cabeza y al más mínimo golpe se hunde sin remisión en sus propias miserias recientes, pasadas y presentes.

No se puede firmar una segunda mitad como la vivida ante el Reus. El Almería que jugó ante el Valladolid hubiese sacado del campo al equipo catalán pero tocaba ‘cagada’ ante el equipo que nos salvó del descenso en junio. Ya pagó el inglés el vino que se bebió.

Por mucho que se empeñen en no mirar atrás Corona y Ramis, ese Almería duro de mollera siempre está a la vuelta de la esquina y aparece para arruinar un partido y prolongar una mala racha.

Los jugadores que se firmaron para un Almería mejor tardan un mundo en ponerse a punto, y otros lesionados y otros expulsados, y todos: por debajo de su nivel.

Este Almería no tiene pies ni cabeza y estamos abocados a otro año en el pozo y como el equipo se meta creo que ya ni el presidente tiene fuerzas para obrar el milagro.

Da penar ver a esta maravillosa afición irse a casa desencantada. Da vergüenza ajena que haya una falta en la frontal y tengan que mirar al banquillo para lanzarla.

Es penoso que todos los entrenadores echen piropos a los jugadores que tiene en plantilla el Almería cuando todos, todos, andan lejos del nivel que tenían en otros equipos.

Y termino señores, lo de los fueras de juego de Juan Muñoz no tiene nombre. Uno entiende ahora como no está ni en el Sevilla, ni en el Zaragoza, ni en el Levante, ni en el propio Almería.

Aquí el bueno se hace malo y el malo se hace peor.