La demagogia en el fútbol lleva a hacer creer que es norma habitual descargar sobre el árbitro las culpas de las derrotas de los equipos.
Casi nunca es así, sólo cuando el error de un árbitro es determinante, se suele criticar su actuación.
Tampoco se trata de ser más papistas que el papa. Vikandi Garrido señaló un penalti inexistente, por la caída de Ángel, una eternidad después de tocar a Nauzet con su tacón, y eso le hizo perder dos puntos al Almería.
Ayer el conjunto rojiblanco perdió los tres, pero Sagués Oscoz no tuvo influencia alguna y completó una actuación más que correcta en la que supo tirar de experiencia, cumple su quinta campaña en Segunda, para salir airoso en los pocos momentos en los que pudo haber algún tipo de complicaciones.
Anuló un gol a Juan Muñoz y señaló seis fueras de juego a los locales, pero dio la impresión que su ayudante en la banda acertó.
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