Fue futbolista antes de concejal de Hacienda y Servicios de Limpieza en su querida Roquetas de Mar. Pedro Antonio López fue uno de los grandes extremos izquierdos que tuvo el fútbol roquetero. Es un tipo con una ‘fachada’ que al principio causa respeto y transmite seriedad, mucha seriedad, pero una vez que uno se cuela en su corazón percibe que es muy buena gente, un roquetero de esos que presume de haber nacido y ser criado en Roquetas.
Un roquetero de pura cepa que luce con orgullo su corazón de Roquetas de Mar. Nos hemos colado en el despacho del concejal de Hacienda y Servicios de Limpieza para hablar de fútbol porque fue uno de los grandes jugadores que tuvo el balompié roquetero. Se emociona cuando habla de Roquetas y de los roqueteros. Tiene un corazón enorme, muy grande.
Un roquetero de toda la vida: “Soy de Roquetas de Mar de toda la vida, por los cuatro costados: nacido y criado en Roquetas de Mar todos mis orígenes están en el municipio roquetero”, sentencia.
“Tuve la oportunidad de colaborar en una determinada época con el Club Deportivo Roquetas como futbolista entre 1965 hasta el 1982, que me tuve que retirar por la edad; fueron unos años muy importantes en mi vida porque se vivía el fútbol con una gran ilusión”, recuerda.
El fútbol en blanco y negro en Roquetas de Mar, en la provincia era otro, distinto al actual: “Era otro fútbol, otro ambiente... recuerdo que Roquetas era un pueblo pequeño, pero el pueblo entero se congregaba para ver el partido de fútbol en aquel campo de La Algaida. Venían aficionados de Vícar, La Mojonera, Las Norias, Aguadulce... fueron unos años maravillosos que me marcaron porque el fútbol era pasión, era sentimiento... era una alegría saltar al campo para jugar al fútbol”, dice Pedro Antonio.
Se emociona cuando habla del fútbol de antes: “Perdíamos hasta dinero, no se cobraba. Teníamos que comprar el material para poder jugar nosotros mismos, pero hubo una época que con el presidente Antonio Peroles no comprábamos las cosas nosotros. Era una persona entregada al fútbol roquetero; recuerdo que daba a cada jugador 500 pesetas”, explica.
“Lo más importante que hay en la vida junto a mi familia. Ser hijo de Roquetas de Mar es la mayor alegría que he tenido en la vida”, señala un roquetero de toda la vida, de pura cepa.
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