Traen a un niño de Italia

Dios quiera que me equivoque como lo hice al apostar por Javi Álamo como gran fichaje de invierno y al considerar que Borja Fernández estaba gastado. No dí ni una el pasado mercado de invierno.

Ahora que el sol de Soleri ha logrado tapar todas las nubes de la derrota en Oviedo me vienen a la memoria esos niños que se parten la cara por los campos de Tercera División con Fran Fernández. Los del Almería B.

Ellos, los nuestros, con tanto derecho o más para ocupar el primer equipo, aunque no tengan el apadrinamiento del gran Monchi (que nos dejó tirados) en tiempos no lejanos.

Por mucho que me vendan las lindezas de Soleri, lo primero que ha dicho es que “he jugado poco en Italia”, como todos los que fichamos en invierno. Hará dos carreras y a la sala médica.

No me gusta fabricar futbolistas para otros y me da la sensación de que el fichaje de Soleri no debe de caer nada bien en nuestros jóvenes futbolistas. Carentes de un buen padrino.

Hemos abierto las puertas del Almería a un jugador de 20 años del que solo sabemos que le gusta a Monchi y lo ha recomendado. Así nos va. Menos mal que le gusta la ciudad. Al futbolista, a Monchi creo que no por la forma en la que salió de ella.

Yo para experimentar con Soleri me la juego con Sekou o subo al primer equipo a Dario Guti y le doy una oportunidad. No hace falta ser Mochi para esto. Nos llega con Ibán Andrés.

Como en esta ciudad todo lo que viene de fuera es mejor. Tiremos de alfombra roja a Soleri y demos minutos y paciencia a partes iguales hasta devolverlo hecho hombre y jugador proyectado en la LFP.

Los nuestros que se pongan en cola o los mandamos a otros clubes donde explotan a las primeras de cambio. No tengo nada contra Soleri. No tengo nada contra Monchi.

Pero me van a permitir que le recuerde al presidente ese Almería del 80% de jugadores de la cantera.

Solo falta que venga con cláusula de jugar un determinado número de partidos.

Si esto es cantera que venga Dios y lo vea.

Ojalá me equivoque con Solari. Perdón Soleri.

Monchi apadrina a un niño.