Lleva Lucas Alcaraz más de dos meses en Almería y desde su llegada la orden de reparación sigue abierta y el equipo está en talleres a la espera de su total reparación.
Como los Fórmula 1 cuando entran en boxes, a Lucas le queda poco tiempo para tener ese equipo capaz de salvar al Almería no solo del descenso: sino de algo más.
El motor han sido las lesiones y la chapa y pintura los fichajes de invierno. Parches que se van contemplando para la factura final que esperemos no salga cara.
El entrenador granadino hizo mucho desde su llegada pero sigue sin tener ese vehículo fiable que le lleve a la meta con garantías. Tiene muchos kilómetros de decepción en su motor. Debe de lavar la cabeza a más de uno a presión.
No ha dado pasos en falso el entrenador granadino que ha apostado por unos jugadores que considera ideales y ha dejado al margen a otros con los que no cuenta.
Les ha dicho a ellos y a la afición lo que quiere y todo con el tiempo justo porque la Liga no espera a nadie y la pasada semana el equipo entraba en descenso. Y tuvo que rescatarlo en Lorca. Ya van dos.
No quiere parches en su Almería y cada pieza que cambia es por una nueva. Necesita de lo mejor de cada uno y su éxito está unido a ello.
La orden de reparación sigue abierta y la factura se podrá pagar en la medida que el equipo arranque de forma definitiva. Si volvemos al taller nos pueden mandar al desguace.
El nuevo Almería que quiere Alfonso García necesita piezas nuevas. Más gasolina para no quedarnos cortos en la Liga y mucho compromiso de todos.
Las averías son importantes y no se arreglan de la noche a la mañana.
Lucas es buen mecánico aunque a veces deja tornillo sueltos como el once inicial de Lorca.
Vaya alineación Míster.
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