¿Había mejor regalo para Mandi? El Almería se dio un festín en la Ciudad Deportiva del Sevilla para dar otro pasito en la lucha por la permanencia. La mejor versión de toda la temporada aparece en el momento justo, cuando el agua vuelve a llegar al cuello. El equipo ofrece su mejor versión cuando nota que se acerca al precipicio, porque el Sevilla Atlético podía marcar la trayectoria rojiblanca en los próximos compromisos de Liga.
El mérito del 0-3 se lo lleva un Almería controlador, solidario, sólido, vertical... Todo, o casi todo, salió a la perfección. Había que frotarse los ojos unas cuantas veces para mirar al marcador, ya que ese resultado es inusual en la historia reciente. Solo se le acerca el 1-3 de Ponferrada hace dos campañas. La primera parte empezó con color hispalense.
Pasaba uno de sus últimos trenes para engancharse a la salvación y no podían dejarlo escapar. Sin lanzar a puerta, el Almería iba entrando en la pelea, avisaba con disparos lejanos de Rubén Alcaraz. Cerca de la media hora, el centrocampista cazó un rechace en el área, buscó opción de chutar y batió por bajo a Caro para adelantar al cuadro almeriense. Primer paso y golpe a la moral de un filial sevillista muy flojo mentalmente.
Antes del descanso pudo llegar el segundo, pero en el ADN rojiblanco no hay lugar para el partido tranquilo, aunque en este caso sí, se rompió la tendencia. Una cesión de Muñoz a Caro a la vuelta de vestuarios depararía el toque de magia.
Pozo toca la pelota en corto y Alcaraz la acaricia para ponerla en la escuadra izquierda. Otro golazo, y van siete, en la cuenta del catalán. A partir de ahí se desató el fútbol. Posesiones largas, orden defensivo y acercamientos al área rival. Todo salía perfecto, algo a lo que el Almería no viene acostumbrando este curso.
Las miradas se centraban en Rubén Alcaraz, pero el trabajo colectivo destacó por encima de todo. Juan Muñoz, que volvía a casa, tiró un desmarque entre líneas y tras asistencia de Morcillo, marcó el tercero. De no contar para Lucas a hacer un tanto que finiquitaba el duelo. Pidió perdón a la que aún sigue siendo su afición, ya que está cedido.
Desde casa, Mandi vio a sus compañeros hacer un partido que rozó la excelencia, e incluso le dedicaron tres goles. Mejor imposible. Ahora a Lucas le toca rebajar la posible euforia que generan los marcadores tan abultados. El festival rojiblanco deja al equipo con 33 puntos, acercándose a la meta de los cincuenta. El hombre del día no fue Alcaraz, ni Muñoz, ni Pozo, fue Armando Sosa Peña, ‘Mandi’.
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