Si ya me parecía raro ver a Lucas Alcaraz con las manos en los bolsillos, solo me queda verlo en versión doctor Ripoll con una bata blanca en el entrenamiento: como un médico más. Con el botiquín en la mano.
Echando cuentas a lo que ha sido el Almería desde que llegó Lucas Alcaraz, parece que trabaja en la BOLA AZUL (La Residencia) porque cada día atiende los partes médicos de sus jugadores.
Hay mañanas que entra antes a la sala médica que a su vestuario para comprobar cuantos quedan lesionados y si alguno va a salir al sol.
No será por médicos en el Almería ya que tenemos para elegir y hasta con un equipo de readaptadores que se han puesto de moda en el apartado físico.
Si a Lucas Alcaraz le dicen cuando venía al Mediterráneo a ver al Almería, tan tranquilo, que sus jugadores iban a caer como ‘moscas’ lesionados uno detrás de otro: igual ni firma.
El granadino metió ‘caña’ y se quedó en cuadro. Las lesiones le han costado muchos puntos que ya no volverán. Tengo claro que cuando firmó quería llevarnos al play off aunque el nunca lo dijo.
Va a llegar el día que tenga que pasar lista en la sala médica para comprobar que están todos. Unos de larga duración, otros para poco tiempo y Javi Álamo que no se en que grupo ponerlo.
Con la bata blanca de médico y las bragas para el frío, el nuevo perfil de un entrenador que pensaba que lo había visto todo en el fútbol y le quedaba el Almería de las lesiones.
Hay que ser valiente porque si segundas partes nunca fueron buenas: Lucas está atravesando las terceras partes en un club con poca salud.
Doctor Lucas, doctor Lucas, acuda a sala médica.
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