El retrato robot

Son muchas jornadas de Liga y tenemos que hacernos el cuerpo a sufrir. Salvar la categoría no va a estar fácil por muchas capacidades que tenga el entrenador del Almería.

Lucas Alcaraz hace lo que puede con una plantilla que es limitada para la categoría. Está tocando su techo y no nos llega para mucho. Muy limitados en defensa, con desajustes en la medular y en ataque muy flojos.

La plantilla carece de futbolistas determinantes, ya que salvo la inspiración de Pozo, los demás lo dan todo pero se quedan muy justos para la categoría. La victoria en Sevilla no nos puede dejar ciegos

Hay que estar preparados para sufrir ya que el equipo tiene problemas de diseño y con las llegadas de Navidad ha mejorado algo pero sin ser suficiente para encadenar esa buena racha que nos ponga lejos del peligro.

La Liga nos retrata con una clasificación al borde del abismo y eso es lo que toca en función del nivel de la plantilla. No creo que haya sido tanto por la inversión económica como por capacidades.

Miguel Corona hizo lo que pudo en verano y retocó en invierno. Firmó lo que podía y siempre hemos tenido claro que lo nuestro va a ser sufrir hasta el final. Y no soy el único que piensa así. Ya lo dijo Alcaraz.

Eso de sufrir hasta el mes de mayo que pregonaba Lucas Alcaraz tras la derrota en Alcorcón sigue vigente porque el equipo no es fiable y además no es regular. Cuando menos te lo esperas te hace una cagada.

Se dan pasos y se tapan errores que luego vuelven de forma peligrosa cuando menos te lo esperas. Cada partido le toca a uno salir en la foto de un retrato que se llama Almería.

Son muchas jornadas. Hay que entender que con estos jugadores nos llega para vivir al borde del descenso y poco más. Otros objetivos están lejanos ya que no tenemos: individualidades excelentes, vamos cortos de gol y defendemos mal.

Yo celebro cada punto que suma el equipo porque entiendo que no estamos para tirar cohetes y los 50 puntos son nuestra particular Champions.

Somos muy limitados. Hay que prepararse para sufrir.

La victoria de Sevilla da vida: no es la meta.