Fuensanta Muñoz (Córdoba, 1970) es la actual responsable del balonmano femenino andaluz y, a la vez y dentro del Comité Técnico Arbitral de la FABM, responsable de Arbitraje Femenino y Formación. Desde pequeña destacó en varios deportes pero se decantó por el balonmano. Disfrutó de su experiencia como jugadora y aprendió lo suficiente para decidir luego como árbitro, una profesión para la que empezó a formarse en 1986. Ha asistido a todas las ediciones del Campus de la Mujer Árbitro organizado por la Federación Española. "Tenemos que concienciar y machacar a la sociedad para que se valore a la mujer", reitera Fuensanta Muñoz.
-De entre tantos deportes, ¿por qué razones elegiste el balonmano?
La verdad es que lo elegí porque me apunté en el colegio y me gustó. Practiqué otros pero aposté por este, quizás porque otras compañeras se apuntaron a la vez y ya me enganché, no lo pude soltar. Se diferencia de otros deportes quizás por la rapidez, la velocidad del juego. Es el deporte que mejor conectó conmigo.
-¿Con qué te quedas de tu experiencia como jugadora?
Todas mis experiencias fueron buenas como jugadora. La mejor quizás fue la de ir a una fase de ascenso a la máxima categoría.
-¿Qué aprendiste de cara al desempeño del arbitraje luego?
Entiendes muchas veces las reacciones de las jugadoras y de los entrenadores. También técnicamente puede ayudarte a la hora de decidir sanciones técnicas como pasos o dobles, las percibes mejor. Tienes una mejor comprensión del juego y sobre todo de las actitudes en pista y banquillo.
-¿Cuál es la cualidad más importante que debe poseer un árbitro?
Pienso que la humildad y la honestidad. En todos los aspectos. Podrás ser mejor o peor, pero la humildad y la capacidad para reconocer un error, el ir siempre paso a paso sin creerte nada, lo es todo.
-¿Qué visión tienes del arbitraje andaluz a día de hoy?
Tiene muy buena proyección. Se está trabajando muy bien. En el tema de la mujer hay que machacar mucho porque nos encontramos muchas trabas. Somos pocas y es difícil encontrar una pareja con los mismos objetivos. Las mujeres tenemos muchas circunstancias que nos limitan.
-¿Se está trabajando por eliminar esas trabas desde instituciones como la Federación Andaluza?
La verdad es que sí, nos ayudan en todo lo que solicitamos. No hay trabas por su parte, todo lo contrario. Se está caminando hacia un escenario mejor, se está aportando y dando facilidades para que las chicas puedan estar en lo más alto.
-¿Qué peso crees que tiene la mujer tanto en el arbitraje como en el balonmano en general a nivel de Andalucía?
El mismo que los chicos. No queremos diferencias, nada más que no nos pongan zancadillas. Cuando ven que hay clínics de la mujer y preguntan que por qué no de chicos, es porque la sociedad ahora mismo da las posibilidades de que los haya y hay que aprovecharlos en todos los aspectos. Pero luego no hay diferencias. Si las chicas no están al nivel, al igual que los chicos, no van a estar. A pesar de eso, las mujeres siempre tenemos que demostrar mucho más.
-¿Qué objetivos principales te marcas como responsable del balonmano femenino andaluz y del arbitraje?
Como responsable del arbitraje femenino, ya me gustaría tener una pareja de chicas pitando en Asobal, sería el objetivo. No va a llegar pronto porque tenemos pocas chicas. Queda mucho trabajo.
-Has participado en varias ocasiones en el Campus de la Mujer Árbitro organizado por la RFEBM. ¿Qué opinas de esta iniciativa, en tu experiencia?
Es algo que nos permite el Consejo Superior de Deportes y lo aprovechamos. He acudido a todas sus ediciones. Empezó con Rodrigo Costas en la española y ahora con Pablo Permuy como su pareja Cristina Fernández Piñeiro, es conocedor de haber estado con una mujer pitando. Nos permite acercarnos a las chicas y ofrecerles nuestra ayuda y apoyo, las herramientas que necesiten. Es lo que nos falta a las chicas, un poco de autoestima. Nos cuesta recomponernos al error más que a los chicos.
-¿En qué frentes más inmediatos puede seguir progresando el balonmano? ¿En la llegada a los más jóvenes, quizás?
Tenemos un hándicap, y es que si llegáramos a los más jóvenes nos faltaría experiencia y tendríamos que trabajar mucho. Es difícil llegar porque jugar te aporta más que el arbitraje, tan cruel a veces. Hay que ser fuerte psicológicamente. Llegamos a los jóvenes pero no tienen la madurez que puede tener una persona con experiencia. Pero sí, cada vez se está llegando más y es más atractivo el arbitraje. Ahora con la Federación Andaluza, como responsable del balonmano femenino, se nota que en todos los estamentos cuesta bastante que se valore a una mujer y creo que es un trabajo en el que tenemos que concienciar y machacar a la sociedad, porque en pista no se nota tanto pero en público y entorno cuesta bastante. Hay que concienciar de que la mujer debe estar al igual que un hombre porque puede hacerlo igual.
Entrevista realizada para la Federación Andaluza de Balonmano.
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