Me he levantado hoy domingo con ganas de ir al campo. De fútbol, claro, ya que el otro me pilla más lejos y trabajo hoy. Hablo de las instalaciones que viene demandando el Polideportivo Almería para su primer equipo y para su cantera.
El Emilio Campra desde su remodelación quedó limitado para el deporte rey pese a que se jueguen partidos oficiales. Ni su césped ni su entorno son los mejores: la ubicación si.
Dando vueltas a la cabeza se me vienen algunas soluciones racionales y poco costosas. Una es el campo de la Vega de Acá y el otro el Anexo Mediterráneo.
El campo que Juan Megino hizo junto al Recinto Ferial está muerto de risa a la espera que lo utilicen los niños del Almería o los rivales del club rojiblanco antes de los partidos de Segunda División. Este campo puede prestar un mejor servicio con un lavado de cara.
En la Vega de Acá con una grada y un cierre de bloques ya tenemos otro campo con sus medidas reglamentarias para que juegue el Poli y sus niños. Si me apuran le pondría césped artificial de nueva generación.
Si no es posible o no le gusta el escenario a la directiva del Poli que lo ubiquen en el Anexo Mediterráneo para sus partidos oficiales y para entrenar que sigan en el Emilio Campra.
Hay que darle una solución al Poli. La imagen que proyecta al exterior es la de Almería y hasta los clubes canteranos de los barrios ofrecen mejor escaparate.
El alcalde ha recibido al Poli para apoyarlo en su lucha por la categoría nacional y no debe de olvidar Ramón Fernández-Pacheco que es, siempre lo fue, un club sin campo.
¿Dónde metemos al Poli?. Que Pacheco se ponga el pantalón azul y seguro que encontrará una solución a este problema.
Solo Bernabé Navarro en tiempos de Pepe Meca le abrió el Franco Navarro en los ochenta.
La solución no es fácil. Ni imposible.
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