Se emocionó porque abrió de par en par su corazón para responder las preguntas más personales. Es un tipo con un corazón grande, muy grande. Sueña con un mundo en el que no falte un plato de comida en la mesa de cualquier familia y que los niños vivan su infancia como Dios manda. Jugó al pádel, al voley-playa, pero el baloncesto es su gran pasión.
Daría la vida por los suyos. Así de claro y así de directo fue en un momento de una entrevista en la que hubo de todo: sonrisas, seriedad, emociones y lágrimas... porque Cara es así. Le encanta pasear por el casco histórico y entiende que la vida se hace caminando. Asegura que no conoceremos cómo será el mundo dentro de 50 años.
¿Quién es Cara?
Un chaval que comenzó a jugar al baloncesto estando en la escuela cuando tenía 13 años, pero el colegio comenzó a hacer balonmano. Elegí hacer baloncesto por libre, al igual que luego en el Instituto. Más tarde me inicié en el arbitraje siendo de Primera Andaluza y de Primera Nacional. Falleció José María Martínez Cañizares y el presidente de la Andaluza me puso en su puesto de delegado hace doce años y aquí seguimos. Todo el mundo dice que el puesto cambia a las personas, pero yo pienso que el puesto te va curtiendo, no cambiando. Uno va adquiriendo experiencia, pero cambiarte no porque lo que viene de casa viene de casa. Gracias a los valores que inculca el deporte estamos hoy hablando aquí.
¿Jugador, árbitro o delegado de baloncesto?
Cada etapa tiene lo suyo. Jugador porque cuando empiezas lo que te gusta es jugar, luego fui árbitro en aquella etapa en la que se echaba mano a los delegados de equipo y me tocó. Comencé a pitar por el entorno de la Cruz de Caravaca, que es mi barrio. Y lo de delegado vino solo. Hay gente que lo busca, pero eso no va en mi condición. El presidente de la Andaluza puso en mis manos la Delegación de Almería, fue un reto en ese momento y lo asumí.
¿Qué deporte le gustan además del baloncesto?
Jugué al pádel, al fútbol, pero siempre me ha gustado mucho el baloncesto.
¿Cómo es José Fracisco Cara persona?
Eso deberían decirlo las personas que me conocen. Intento que algún día se acuerdan más de mi persona que por aquel que estuvo a cargo de la Delegación de baloncesto, pero yo no soy Cristiano Ronaldo y me voy a valorar. Intento ser buena persona con todos, pero no voy a venderme porque no va en mi forma de ser.
¡Qué buenos aquellos valores que nos enseñaron nuestros padres!
Siguen en mi corazón. Lo que viene de casa es lo que aprendes en casa, y eso a uno marca para toda la vida. Eso y los valores que me ha inculcado el deporte me han hecho como persona. Soy mejor persona, hoy en día con 47 años, gracias al deporte y mantengo los valores que me enseñaron en casa mis padres. Toda recompensa tiene un esfuerzo previo. Los padres son los mejores maestros que hay en la vida.
¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
Fue feliz, sin preocupaciones, vivimos en la calle porque antes se vivía y se jugaba en la calle. Las complicaciones en la vida vienen después cuando asumes muchas responsabilidades. La infancia es muy feliz: en casa, en el colegio, jugando, mal estudiante...
¿Cómo definiría a su paisano, al almeriense?
Un trabajador nato, pero no sabe venderse y lo digo con todo el dolor de mi corazón. El tiempo que unos pierden vendiendo humo, el almeriense dedica ese tiempo a trabajar y duro. Almería no existía y mira ahora lo que tenemos. Somos la despensa de Europa y eso lo ha hecho el almeriense trabajando.
La entrevista completa este sábado, día 28 de julio, en la edición impresa de LA VOZ.
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