Que Rubén Lorente tiene claro a dónde quiere llegar, es una obviedad para todo el que lo ve sobre la pista de juego, pero aun más para quien lo conoce y sabe cómo es su día a día. No es un destino lo que busca, sino la perfección en su juego, y es por ello que no le molesta asumir todo el trabajo que supone el inicio de curso, que además complementa vigilando estrechamente descanso y alimentación: “Es lo que tiene una pretemporada, que tiene que ser dura, tiene que haber cargas, y es normal que en muchos momentos el cansancio y la fatiga aparezcan, pero lo llevo bien, considero que llevo una buena preparación para luego estar a buen nivel y rendir, siempre respetando el descanso y cuidándome a mí mismo”.
Estudiante del Grado de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, la teoría la lleva a la práctica respecto a eso último: “Es un tema que me gusta llevarlo muy a rajatabla porque es beneficio para mí y es algo que llevo bastante controlado, muy marcado, y más ahora en un periodo clave”. Profesional, por tanto, en su modo de ser y entender el voleibol, está jugando todos los minutos a la espera de recuperar a Víctor Viciana, algo que no le pasa factura mental: “Obviamente todos queremos estar dentro, queremos jugar, y el estar solo tampoco supone un cansancio mental extra porque; me centro en hacerlo bien, en estar en el juego, cómodo con mis compañeros y no pensar en que no tengo alguien detrás”.
En todo caso, no tiene ocasión de sentirse ‘solo’: “Desde fuera, Víctor me ayuda mucho, al igual que Manolo, y por eso no lo focalizo como presión sino como que tengo la oportunidad de jugar todo lo posible”. A eso suma la confianza que le va dando un Viciana al que está muy agradecido: “Con él muy bien, se está portando súper bien conmigo, desde el primero momento me está enseñando mucho ,me está ayudando cada día en los entrenamientos y fuera de ellos también se puede hablar con él, y lo hace con todos los jóvenes, así que muy agradecido en ese sentido y nos queda mucho trabajo por delante”. Lo suyo, de manera principal, es servir a sus compañeros buenos balones, y por ello toca ‘estudiar’.
De hecho, considera que “el ataque de Unicaja este año es muy bueno, hay una variedad enorme, no hay dos jugadores iguales, cada uno tiene características que lo hacen especial, y eso es un privilegio para el equipo y para el colocador, el tener tanta variedad y tantos grandes atacantes y jugadores”. Complica algo su misión, por tener una amplia gama de ‘necesidades’ que atender, pero “siempre es lo mismo al fin y al cabo porque cada jugador tiene sus tiempos y yo me tengo que adaptar a ellos, si bien ellos también adaptarse a mí; es una complicidad por parte de todos los atacantes conmigo y yo con ellos, y a partir de ahí conseguir sacar los mejores resultados”, ha explicado.
Exigente consigo mismo, quiere que su aportación sea mayor y se traslada a un duro trabajo en otras facetas como el saque y el bloqueo: “El año pasado estaba ya con confianza en el saque y una vez que tengo claro donde quiero sacar y de la manera que lo quiero ejecutar, la verdad es que todo lo que pueda ayudar y sumar al equipo va a ser bueno; y en bloqueo quizá sea el mayor punto rojo ahora mismo y en ello estoy trabajando, no buscar siempre el objetivo individual del punto sino estar ordenado, que el sistema se mantenga y a partir de ahí que sea beneficioso para el equipo, los controles que pueda sacar, los puntos de bloqueo, que saque positiva y se ayude a la defensa y a reconstruir balones… me doy por satisfecho”.
Valora como algo muy bueno haber ganado la Copa de Andalucía, “como el año pasado es una alegría empezar con este título sabiendo que tenemos que tener la preparación para la Supercopa, y el aliciente especial de que le he ganado a mi hermano, que siempre queda ahí –risas-. Daniel Lorente, líbero de Mintonette, fue uno de los protagonistas de un partido del que sobre todo extrae el buen ambiente y las ganas de voleibol de la ciudad. Pero mira al frente y va más allá: “No hay que perder de vista que viene un título; está bien los amistosos y sentirnos cómodos, pero lo tenemos en menos de dos semanas prácticamente y tenemos que estar focalizándolo; cada vez estamos mejor pero hay que ir siempre apretando más”.
Ha sufrido, como todos, el “palo enorme” de la pérdida de Vinicius Noronha, pero la vida sigue e insiste en la idea: “Da igual que sean Benfica, Ibiza, Mintonette o Melilla, nosotros tenemos que centrarnos en nosotros, en hacer nuestro trabajo, en estar bien y ordenados, y a partir de ahí ir creciendo y el juego se verá; ser los que vayamos hacia arriba, más que estar pendientes de cómo es el rival”. Eso sí, la cita próxima ante Melilla ilusiona por abrir el Moisés Ruiz a una afición que debe volcarse: “Muchas ganas de jugar en casa, de hacerlo de manera ‘oficial’ por así decirlo, en lo que va a ser un aperitivo para todo lo que viene después en un grupo con muchos almerienses y otros adoptivos que necesita el apoyo de la afición”.
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