La mayor grandeza de Rubén Lorente no se sabe muy bien dónde se sitúa, ya que elegirla entre tanto bueno es complicado. Más allá de su calidad en el juego en un choque extremadamente complicado de manejar, llega su humildad: “Obviamente hay que ir creciendo día a día, todas las semanas voy a aprovechar la oportunidad que tenga, pero la verdad es tengo un equipo que me ayuda mucho, tengo buenos atacantes y grandes receptores, no tengo queja de ninguno porque siempre me hacen la labor más fácil, siempre me ayudan a que pueda hacer mejor mi trabajo y me van enseñando en cada partido, aparte de lo que yo vaya descubriendo por mí mismo, porque ellos siempre me echan una mano con esa veteranía que tienen”.
A caballo entre el rendimiento individual del colocador y del colectivo, los números del partido frente a Teruel dan una lectura clara de que ambas cosas fueron muy acompasadas: “A excepción de Parres, todos superaron los diez puntos, y eso es lo que ratifica que tengo a los mejores atacantes en mi equipo, confío mucho en ellos, para mí son los mejores jugadores de esta liga y con ellos tengo que contar, saber tenerlos metidos en el partido y poder hacer mi trabajo lo mejor posible”. El sábado lo hizo a la perfección: “Si no es el mejor partido desde que volví a Unicaja sí es uno de los mejores, porque era de importancia por el rival, por el momento también, tras perder la Supercopa de la manera que la perdimos”.
Por ello, entre risas, confiesa haber dormido muy bien: “Fue realmente gratificante ayudar así al equipo a conseguir la victoria; jugarlo de inicio a fin es lo que marca la diferencia respecto a uno también clave de la temporada pasada en Mallorca para conseguir el pase a la final, en general toda esa serie”. Se queda, tas vez, con “soportar esa carga metal de saber estar durante más de dos horas de partido y la verdad es que es algo que pienso ahora en frío y que tiene gran parte positiva, el haber estado con mis compañeros unidos en todo momento y sacarlo adelante”. Surgió el orgullo ahorrador: “Teníamos todos el ansia de resarcirnos después del partido de Supercopa, en el que dimos una imagen verdaderamente pobre”.
El vestuario era consciente de que lo mostrado en Los Planos no era ni parecido “a lo que realmente puede hacer el equipo, que aquí salió a morder”, tal y como se pudo ver: “Se notaba un conjunto mucho más unido, tirando todos, remando en la misma dirección, y apretamos muchísimo desde el principio con el saque, también estuvimos atentos en el bloqueo-defensa, luchamos mucho más, la cobertura fue mejor, más un cambio de actitud y una garra que no la tuvimos allí; todo eso fue al final lo que marcó la diferencia”. Tras un inicio fuerte, un segundo set más nivelado pero controlado y una tercera manga decidida “por pequeños detalles”, finalmente se llegó a “un último arreón en el tie-break para anotarse el partido”.
El público disfrutó de un gran espectáculo y todos los jugadores lo hicieron de una rivalidad que alimenta a todo deportista de élite y que a Rubén Lorente no le vino grande: “Muy reñido, con tensión, teníamos muchas ganas de poder ganarles y que no sea como el último año, en el que ellos eran superiores, y la verdad es que eso se notó en el ambiente, algo que se aprende a gestionar poco a poco, con la experiencia, momentos en los que tienes que decidir rápido, tienes que ser consecuente con lo que haces, tener la cabeza fría, y la verdad es que me sentí cómodo en esa situación”. La tensión se queda en la cancha: “Son solo cosas que pasan en el momento e incluso algún calentón que ahí se queda”.
De hecho, se ha acordado Rubén de una bola tras la que habló con Rangel, “luego vino Aarón, pero hablando bien todos, igual que con Bugallo, con cualquiera de ellos, nos conocemos fuera de la pista y no hay ningún problema”. Sin duda, es un soplo de optimismo, pero nada más, una victoria muy trabajada que de igual modo era muy deseada: “La sensación de poder ganarles, repito que ante todo después del duro golpe de la semana anterior, es más de valor anímico, ya que solo hemos ganado el primer partido de una liga que es muy larga, así que hay que seguir, ser muy constantes, no podemos ahora relajarnos creyendo que ya hemos hecho todo por ganar un partido en casa, que sí es importante y es bonito, pero es un partido”.
Dicho esto, la mirada ya está puesta en Manacor: “Va a ser un equipo que saldrá a muerte, recién ascendido, primer partido en casa y habrá bastante gente seguro, con una gran expectación, así que van a salir a morir ante su público; no podemos relajarnos en ningún momento, tenemos que estar muy concentrados y no dar opción a que pueda hacer su juego, siendo nosotros mismos desde el primer momento”. Así será allí y en todas las canchas: “Nunca se puede ir confiado, que es cuando llegan los sustos, así que a marcar territorio desde el mismo inicio”. El territorio, por cierto, está bien señalado en el Moisés Ruiz, con Lorente agradecido de la grada: “De quitarse el sombrero, de chapó, ojalá que siga así todo el año”.
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