Marc Márquez lo ha vuelto a hacer. Se ha coronado de nuevo campeón del mundo de MotoGP. Es la quinta vez que lo consigue en las seis temporadas que lleva en la clase reina, y con sólo 25 años. Su coronación ha coincidido por tercera vez en Japón, la casa de su fábrica, Honda, que tiene en el de Cervera a lomos de su montura al chico maravilla de las dos ruedas. No hay nada que se le resista al ya siete veces campeón del mundo, ni siquiera el gran binomio Ducati-Dovizioso, que tenía todas las de ganar en Motegi hasta que el español se propuso lo contrario.
El amo del mundo tenía que cruzar la meta por delante del italiano para cerrar el campeonato aquí y no tener que esperar a la cita australiana de la semana siguiente. El desafío no era fácil, porque partía sexto en la parrilla mientras que su rival lo hacía desde la pole, pero sabía que tenía ritmo más que de sobra para intentarlo y valor por demás para conseguirlo. La estrategia la tenía clara, y le salió a la perfección. Todo pasaba por abortar el intento de escapada de Dovizioso, y lo consiguió.
Al llegar a la primera curva ya había ganado tres posiciones, quitándose de en medio a Iannone, Zarco y Crutchlow, y durante la primera vuelta hacía lo propio con Miller. A partir de ahí se pegó a la rueda de Dovizioso, al que adelantó por primera vez en la vuelta 14. A continuación se rozó la tragedia, porque Marc pisó la tierra levemente y casi pierde el control de la Honda, lo que aprovechó el de Ducati para recuperar el liderato. El siguiente ataque y definitivo llegó a cuatro vueltas del final, con un precioso interior de izquierdas en la curva 9. Ahora la idea es que Dovizioso no le volviera a pasar y ni siquiera lo pudo intentar como otras tantas veces en la última vuelta, porque se cayó en la vuelta 23, a dos del final.
En el siguiente paso por meta le comunicaron a Márquez la noticia a través de la pizarra con el mensaje ‘Dovi Out’ y la última vuelta fue triunfal, de absoluta coronación, porque vio el mensaje y lo celebró con un primer gesto de felicidad sin dejar de dar gas.
Detrás de él, Dovizioso reemprendió la marcha, pero sólo pudo ser 18º, y Rins heredó una plaza de podio, como tercero por detrás de Crutchlow, que le supo a gloria y que le sirvió para hacerse un hueco en la foto de podio del campeón, que lo celebró con su gente jugando a un videojuego: Marc Márquez Pro Race Challenge Level 7. Ahora buscará el nivel 8, en 2019, porque la pantalla 7 ya es historia, su historia.
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