Suma de detalles y grupo para la 12+1 final de Unicaja

El bloque ahorrador demuestra que es muy ‘difícil de matar’

Javier Monfort.
Javier Monfort. La Voz
La Voz
13:22 • 15 abr. 2019

Conforme más horas van pasando desde la clasificación a otra final de la Superliga, más se valora el mérito de haberlo logrado, afrontando una serie semifinal en la que no se ha podido reservar nada ni física ni mentalmente. La igualdad entre Unicaja y su imponente adversario, al más puro estilo Molducci, ha sido tal que finalmente en los detalles se ha encontrado la resolución definitiva. Eso sí, no es menos cierto que el equipo ahorrador ha malogrado varias ocasiones de haber ‘simplificado’ partidos y hasta la eliminatoria, finiquitada en cuatro duelos en los que reside por derecho propio eso de ‘de los que hacen afición’. En ese sentido, analizando que ha habido 18 sets, cabe añadir que cada día se han jugado uno o dos ‘idos’ muy por encima de su puntuación reglamentaria, sin que ningún equipo diera su brazo a torcer y con los ahorradores lamentando más, bien por error o bien por acierto del rival.




El primer aviso llegó tras el 2-0 rotundo con el que Unicaja se adelantó en el inicio de la semifinal, puesto que la tercera manga arrojó un tanteo de 28-30 en el que los verdes ‘perdonaron’ la vía rápida, pero en el que, sobre todo, provocaron que el choque se alargase al extremo. Ibiza se vino arriba para desencadenar el primer tie-break de los tres de la serie (15-8). En el segundo encuentro fue la primera manga la que se eternizó, saldada con un 35-33 y cerrada con el saque de Javier Monfort: “En ese momento sólo pensé en mis compañeros, que me necesitaban para cerrar el set, y no pensé en nada ni en nadie más”. Salió frío para tocar su primera bola, la única del partido al sentir después molestias en la rodilla y no entrar en la rotación del tercer set, pero pleno de mentalización: “Tengo bastante confianza con mi saque y además hubo un poco de suerte; todo tuvo que ver”.




En el tercer partido, el que podía ‘ahorrar’ un esfuerzo más, no se aprovecharon dos balones de pase a la final en el largo y duro tie-break. Antes, el cuarto set fue 26-28 para sí forzar el desempate, y ya en él, sendos saques directos, de Borja Ruiz uno y de Fran Ruiz el otro, ambos ‘calientes’, abrieron la puerta de la clasificación, pero viéndose cerrada acto seguido. Sobre 15 puntos de extensión, se llegó al 24-22 con el que Ibiza forzó aba el cuarto duelo. Se había esfumado el 3-0 en la serie y hubo que jugarse otros cinco sets en menos de 24 horas, que bien podrían haber sido cuatro al remontar el 1-0 pitiuso y disponer de hasta cinco balones para el 1-3, todos desaprovechados, mientras que los ibicencos a la primera subieron el 30-28. En el tercer tie-break sí se logró sacar la primera de tres (11-15) y doblegar a “uno de los mejores Ibiza de la historia, seguro”, así definido por Monfort.




El receptor valenciano reconoce que “sí haya sido posiblemente la más igualada” de las semifinales que recuerda, si bien vividas en primera persona “yo tampoco he jugado muchas”, matiza, poco sorprendido por la dureza de la clasificación: “Ibiza sí que era un equipo fuerte y nosotros tenemos momentos de mucha irregularidad, y al final tuvimos suerte también”. Pieza fundamental para Unicaja Almería, aportando sobre el campo durante muchas jornadas en las que se depositaron las bases para ser ‘campeón de invierno’ y después sostener la segunda plaza, ahora vive la otra ‘cara’ menos visible de la suma por el título: “Mi momento individual no es bueno, ya que aunque estoy segundo mejor receptor de la liga y primero antes de perder la titularidad,  la última vez que lo fui salí MVP de la jornada, no he salido más veces, sólo en el partido que se nos complicó en Ibiza para ayudar a quedar segundos”.




Realmente su aparición en pista dio lo que el equipo necesitaba para forzar el tie-break y así sumar al menos un punto, el necesario para salvar el factor cancha en la hipotética y a la postre confirmada semifinal contra los pitiusos. En todo caso, él ‘afila’ su hacha de ataque para cuando se le reclame: “Aun así, tenemos una amplia plantilla que nos permite ir ganando, así que mientras el equipo no me necesite será buena señal, y cuando las cosas se compliquen, pues espero poder ayudar, como lo he hecho hasta ahora”. Su alto nivel de juego, ‘adornado’ con nada menos que tres semanas seguidas en el septeto ideal de la RFEVB, es una baza magnífica de cara a su segunda final de la Superliga vestido de verde, para la que considera que Unicaja llega bien: “Salimos de la semifinal reforzados y con los deberes hechos”.




Eso sí, hay que encarar de mejor preparados que se pueda, sobre todo en la faceta anímica, la vuelta a un Los Planos en el que las dos veces anteriores esta campaña no se ha sabido entrar en juego: “El factor cancha en contra hay que tenerlo muy presente, porque aún no hemos jugado un buen partido fuera de casa, y además en su cancha no hemos podido hacer un set todavía, pero claro, también nos hará ir más mentalizados”. Superado Ibiza, fortísimo, ahora toca otro hueso duro de roer: “Será muy dura esta final, entre dos equipos muy igualados, como ya se vio en la Copa del Rey”. Mirando más ‘de cerca’ a Teruel, no se fía de que no esté ofreciendo su mejor versión: “Lo veo más flojo desde Copa, jugaron con un receptor lesionado y el colocador venía de lesión; parece que no ha acabado de recomponerse el equipo con la solvencia que nos tiene acostumbrados, pero al ser un gran equipo como es, seguro que en la final vuelven a estar muy fuertes”.

Lo que no le ha encajado ha sido el parón de un fin de semana de descanso: “Prefería ya todo seguido, sin parón, pero la Federación nos ha salido ‘devota’; creo que todo el mundo tiene ganas de jugar ya o de acabar, pero nadie quiere alargar”.
Las ganas de dar continuidad al frenético ritmo de juego, cargado de enorme actitud defensiva y espíritu de sacrificio, utilizando las energías propias y las del adversario, como si de combate de ‘aikido’ se tratase, hacen a Unicaja ‘difícil de matar’. La duda sembrada por Javier Monfort sobre lo que puede suponer la ‘parada’ en seco antes de la final puede tener la componente positiva de recuperación física de los más castigados, porque lo que es la carga de confianza enorme que ha dado la semifinal es perfecta para cambiar el rumbo en la pista naranja.





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