La palabra que se puso de moda no hace tanto es la que se aplica a si mismo, dada la situación en la que afronta el segundo fin de semana de la final de la Superliga, el Club Voleibol Unicaja Almería. Tan es así como que el trabajo de motivación pasa por aprovecharla para, una vez más, abrir camino en el voleibol español. Jamás se ha logrado levantar un 2-0 en contra y alzarse campeón, así que la doble derrota en Los Planos, amarga por dejar la sensación de no haber desarrollado su potencial, se ha convertido en la oportunidad de conseguir lo que nadie nunca, algo histórico. Es verdad que jugar en el pabellón turolense está siendo un ‘trago’ esta temporada, pero si se quiere levantar la duodécima hay que ganar allí, y si se quiere volver a jugar en lo que sería el tercer quinto partido en unas finales, hay que ganar aquí.
Mermado, con dos titulares de la Copa del Rey fuera del grupo, Almansa y Viciana, que además son capitanes, y un tercero siendo duda hasta el último momento, Fran Ruiz, una vez que se perdió ya el segundo partido el domingo pasado, el grupo ha entrenado toda la semana para ‘aliviar’ la carga psicológica que tiene el saber que no hay margen de error. Hay que encadenar tres triunfos consecutivos, pero se ha aplicado desde el minuto uno el ‘partido a partido’, insistiendo en que todo pasa por el viernes, y ojalá que por el sábado, para alcanzar el desempate el fin de semana siguiente, día 11, otra vez en territorio hostil. Pero también se ha remarcado que es el turno de Unicaja y de su afición, la ocasión de hacer valer la condición de locales en un pabellón que solo ha podido asaltar el CV Manacor en toda la temporada, en el que se venció a Teruel para abrir la liga y tres veces a Ibiza, dos en semifinales.
La resiliencia es la clave, incluso respecto a los hombres disponibles para intentar una nueva senda inexplorada en toda la historia del vóley español. Ya lo decía Borja Ruiz horas atrás, que “Unicaja no ficha jugadores de nivel medio, Unicaja ficha solo ficha jugadores de primer nivel”. La actitud de campeones, las alas que pueda dar la camiseta verde y el descaro fueron determinantes para conseguir el pase en un cruce durísimo que enamoró más a los amantes del voleibol y que enganchó a este deporte a los que no lo conocían demasiado. Junto a Ibiza, se levantaron varios de los mejores momentos que se recuerdan en la Superliga, y así se accedió a la final que no puede acabar tan rápido y tan mal. No se puede pasar del blanco al negro, del día a la noche, en dos semanas, desdibujarse del modo que pasó en Los Planos.
Es la hora de la épica y en la mente de la plantilla, sobre todo de los que sí pueden ser alineados por Manolo Berenguel, se ha generado ese reto de ser protagonistas de la historia. En pista en el segundo partido estuvieron el colocador con el que se fue campeón de invierno invicto, Rubén Lorente, el tres semanas seguidas miembro del equipo ideal de la jornada, una de ellas MVP, Javier Monfort, y el internacional que ha ayudado a España a clasificarse para el Europeo, Fran Iribarne. El primero y el tercero tienen 21 y 20 años respectivamente, es cierto, pero son muy capaces de manejar la presión y de crecerse ante las adversidades sin que su edad sea un inconveniente para ello. La juventud de Fayola tampoco es un factor limitante.
De Borja Ruiz hay poco que contar que no se sepa, testimonio del carácter que en parte se pierde sin Almansa y Viciana, el que ha demostrado tener Matheus desde su llegada a Unicaja. Lo mismo sucede con Álex Fernández, que suma el temple a las necesidades del grupo una vez en juego. En cuanto a todos los demás, se sabe que no se van a arrugar si son los elegidos de inicio o en un momento concreto, ni Parres, ni Macarro, ni Castellano, ni Casimiro ‘Artés’. Si se ha hablado de que se tiene un ‘equipazo’ no ha sido por lo ‘políticamente correcto’, sino porque en el peor de los escenarios, que es precisamente el que se ha producido, hay que confiar en mantener el nivel de juego. Siendo el voleibol un deporte en el que lo psicológico pesa tanto, solo hace falta creérselo para que todo lo demás fluya.
Mención aparte merece la afición y el llamamiento general a la ciudad para lograr el primer set, el pabellón lleno. El Moisés Ruiz toma la palabra y solo hay que hacer cumplir ese factor cancha que, si bien no dará el título, sí permitirá ir a Los Planos con otro modo de afrontar el choque. De hecho, estos dos rivales son los que, en su rivalidad de una década, ‘han inventado’ el quinto partido en la final, a donde no se había llegado nunca. En la primera el título fue aragonés, y en la segunda fue el broche al triplete de Unicaja. No hay dos sin tres, dice el refrán, por lo que se pondrá todo lo necesario el viernes ante una afición que merece una alegría. Con comienzo a las 20.30 horas y arbitraje de Ángel Romero y Antonio Correa, no es otra cosa sino la puerta de acceso al sábado, con otro lleno y con cambio de papeles en la pareja arbitral. Se hizo tras la Supercopa, salir vapuleados sin aparición del juego propio y a la semana ganar a Teruel. Se ganó la Copa ante los de Rivera, eso sí, estando completos. Y lo último a lo que aferrarse es haber superado al rival más difícil ante el que se ha jugado, el Ibiza de Piero Molducci. Hay motivos, y se sabe.
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