Similar a lo comentado respecto a Ignacio Sánchez, e incluso más extremo todavía, la vuelta de Mario Ferrera al club de su vida efectivamente es un fichaje, pero algo muy importante en su carrera es haber recibido la insignia que acredita que es un ‘decano’ en las filas ahorradoras. Un año de por medio, saliendo como líbero y ahora tocando a la puerta como receptor de nuevo, el sevillano vive su segunda juventud, ha sido reclamado por España para disputar el Campeonato de Europa y desde el ‘minuto uno’ en el Moisés Ruiz viste una sonrisa de oreja a oreja: “Ya no estaba tan acostumbrado a este calor -risas- pero al final las sensaciones siempre son buenas, Almería es casi mi segunda casa y el pabellón lo conozco ‘un poco’, así que… muy bien esta primera toma de contacto”.
Ramón Sedeño, presidente del Club Voleibol Unicaja Costa de Almería, presenció ese primer entrenamiento en pista de un Mario Ferrera que “es hombre de la casa, sin duda, y con el que el equipo recupera mucha identidad”. Se refiere el mandatario ahorrador al peso específico en la historia reciente que tiene este jugador, ya que “los números no engañan y ha vestido esta camiseta un tercio del tiempo que esta entidad ha pasado en Superliga desde el ascenso”. Llegado por primera vez allá por el año 2005 al primer equipo, y con tres paréntesis en su carrera, un año en Murcia, dos en Europa, Francia y Grecia, y el último en Melilla, el de Los Palacios suma más de una década en Unicaja, “fue una satisfacción personal entregarle la insignia del club”, pero sobre todo “da la sensación de que podría cumplir otra década más”.
El presidente ha reconocido que “esta temporada se ha pretendido recuperar talento del que ya se conocía, además de las incorporaciones que efectivamente no habían vestido la camiseta de Unicaja Costa de Almería”. En ese sentido, lo de “presentar queda un poco raro cuando se habla de Ignacio Sánchez o del propio Mario Ferrera, dos hombres que le dan al club un poso de tradición, de crecimiento desde abajo, de sello propio, que llevan tantos años vinculados a la entidad y que han participado en hacerla lo que es actualmente”. Esta temporada cuatro de los siete fichajes son jugadores que ya han vestido de blanquiverde, formándose “un bloque identificatorio de un modo de trabajar, de una manera de entender el voleibol y de unas señas de autenticidad propias del club, para el que el valor humano es fundamental”.
En el caso de Mario Ferrera, Ramón Sedeño está seguro de que “hará una enorme aportación tanto dentro como fuera de la pista”, un jugador “experimentado, versátil, de gran calidad técnica y al que jamás se le puede achacar falta de compromiso, ni con él mismo ni con el equipo al que representa, teniendo la muestra en su llamada para formar parte de la Selección Española para este Europeo”. El presidente tiene aún en su retina “la imagen de aquel niño recién llegado, al que hemos acompañado en su crecimiento profesional y personal y con el que vamos a disfrutar de su total madurez”. De carácter inconformista, Sedeño pone en valor el hecho de que haya ‘levantado el vuelo’ de nuevo, en el sentido de que de líbero ha vuelto a ser receptor, “ha recuperado de manera notable las sensaciones de atacar y de sacar”.
Respecto a eso, Ferrera ha reconocido que esa ha sido su vida profesional durante muchos años: “Al final es una cosa que he hecho siempre, siempre he atacado, siempre he sacado, siempre he disfrutado así y espero seguir disfrutando con esto mucho tiempo más”. Molducci lo especializó en recepción al pedirle que se hiciera líbero, y así ha permanecido en su última etapa en Unicaja Costa de Almería antes de que Melilla lo reclamase como receptor, siendo clave en la permanencia del club norteafricano después de una temporada irregular del equipo por diversos motivos: “Ha sido una bonita experiencia, dejo muy buenos amigos allí que me hubiese gustado ver esta semana en los partidos que han jugado en Fiñana y les deseo que tengan un buen año”. Por la ciudad autónoma se abrió la puerta de la selección.
Es la mejor demostración de haber cuajado un magnífico trabajo, una llamada para representar a España que le sorprendió:” No incluso hace un año, sino en julio no me lo esperaba; fue 5 o 6 días antes cuando me llamó Fernando -el seleccionador nacional- y me lo tomé como una experiencia; no tardé en decirle que sí, tardé poco en decidirme, porque es un Campeonato de Europa y muy pocas veces se tiene esa oportunidad, así que lo he disfrutado como un niño pequeño”. Eso sí, no ha perdido comba con lo que se ha ido produciendo en Unicaja Costa de Almería: “He seguido todo, desde luego, por todos lados además, por redes sociales, por contactos… y creo que desde fuera se ve que es un buen grupo y que esta temporada pinta muy bien”. Esas sensaciones desde la distancia efectivamente se han visto confirmadas.
La espera, de hecho, ha merecido la pena, pese a que “se han hecho un poquito largos estos dos meses, tenía ganas de empezar ya con el grupo, ya que al final lo que piensa es que no está bien empezar tarde, pero así han sido las circunstancias este año, por un buen motivo”. Ya ‘instalado’ en su Almería y “deseando entrar de pleno en la dinámica del equipo”, se ha tenido que poner de nuevo a hacer la maleta para viajar a Lisboa, lo que da por muy bueno: “Es una magnífica experiencia y nos vienen genial los partidos contra Benfica para ver cómo nos adaptamos a un equipo tan bueno, y genial también jugar contra otros equipos de buen nivel europeo”. No se ha separado del Mikasa: “Esta semana me viene genial entrenar con esta pelota, desde luego, y encantado de jugar con ella”.
Y sí, llega con el balón europeo bajo el brazo, lo que debe ser un buen augurio para un momento muy esperado por el club y por él mismo: “Está claro que es una de las cosas que se han echado de menos estos años, así que la vuelta a Europa la vamos a aprovechar para pasar todas las eliminatorias que podamos como una experiencia bonita y estoy deseando que llegue diciembre”. Con España, misión cumplida: “El objetivo era llegar a octavos, quedar entre los cuatro primeros del grupo, que era muy complicado, se empezó a regañadientes, pero el grupo mejoró y ganamos ese último partido a Alemania para llegar donde pretendíamos”. Lo dicho, a su vuelta se ha encontrado el balón azul y amarillo en el entreno de Unicaja Costa de Almería, la toma de contacto previa antes de jugar en la capital portuguesa. Después será el de Challenge, pero a Mario no se le olvida el tricolor de Molten: “Siempre se ha pedido estar en las finales y este grupo está hecho para ganar cosas, y seguro que vamos a entrenar duro para que eso pase”.
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