Amigos antes que compañeros, se iniciaron juntos en el vóley y así permanecen… en el mismo sitio. Jóvenes valores para cubrir de la mejor manera los banquillos del futuro, Miguel y Paco hacen tándem, primer y segundo entrenador respectivamente en cadetes, manejando el ‘boom’ de llegada de jugadores que se ha experimentado ya este año en Unicaja Costa de Almería. Pero no solo se han dedicado a entrenar, sino a ser entrenados, resultando fundamentales en el sostén de no pocas sesiones de pista del primer equipo, haciendo el club valer su condición de jugadores. No han cesado sus muestras de compromiso, apoyadas en madurez e ideas claras sobre los objetivos que persiguen, sintiéndose en el mejor sitio posible para alcanzarlos y para multiplicarlos, por qué no. Nadie como ellos explica lo que es ‘vivir el verde’.
Miguel Trujillo Arroyo, 23 años, nacido en Almería, estudiante de Turismo en la UAL, jugador de la selección universitaria, es referente para un grupo de chicos a los que forma bajo la filosofía blanquiverde, como técnico titulado que fue ‘cocinero antes que fraile’: “Empecé a jugar a voleibol en 2º de la ESO en el Al-Ándalus, como parte de la Obra Social de Unicaja, y esta es mi tercera temporada de entrenador”. Ha pensado siempre que “pertenecer a este club es un orgullo”, algo que argumenta: “Por la organización, pasando por todos los compañeros y por todo lo que significa el nombre de Unicaja Costa de Almería, no solo en la ciudad, sino también lo que representa alrededor de todo el país como el mejor club de España”. Destaca en él su modo de dirigir no solo los entrenos, sino los partidos, madera ‘de la buena’.
Se queda con los hechos diferenciales del club: “Lo primero, las instalaciones, que me atrevo a decir que son las mejores; por otra parte, su cuerpo técnico tiene, desde el más experimentado hasta el menos, calidad de sobra y unas ganas enormes de mejorar cada día; acompañándolo, se cuenta con fisioterapeuta, preparador físico y médico, elementos que a corto, medio y largo plazo suponen diferencia importante en la competición; claro, lo más importante y significativo es el primer equipo, con el cual se aprende mucho solo viendo los entrenamientos, los partidos o charlando con los jugadores y técnicos”. Mención aparte merece “tener la increíble oportunidad de entrenar con ellos, recompensa por el trabajo y el nivel mostrados”. En esa línea, se considera “muy afortunado” por ello, siendo uno más de un equipo de Superliga.
Va a más, “los consejos y enseñanzas de entrenadores y obviamente de los propios jugadores” metidos en pista con ellos: “La verdad es que la primera vez que entrené no me lo creía, porque es un sueño para todo aquel que practique un deporte; nunca se me va a olvidar la sensación de temor que sentía los primeros días y la pregunta que se me pasaba por la cabeza todo el rato, ‘¿podré dar el nivel?’; la respuesta era ‘no’, por todo lo que exige, velocidad, fuerza, técnica del juego… no era algo que yo hubiera vivido antes, pero los jugadores y los técnicos me arroparon, me ayudaron mucho desde el primer momento, lo que hizo que en muy poco tiempo ese temor y las dudas se disiparan, y que pudiera disfrutar como nunca lo que estaba viviendo”. Trujillo insiste en que ha sido “una experiencia única que, desde lo aprendido técnica y tácticamente, o a base de pelotazos, que no han sido pocos -risas-, o ‘vaciladas’ en los ‘free’, me han hecho crecer como jugador, como entrenador y como persona”.
La idea es darle continuidad en este nuevo proyecto, cercanía absoluta con el primer plantel, lo que valora positivamente desde la propia experiencia: “Sabiendo el nivel del equipo, tanto jugadores como técnicos, me parece una gran idea que desde el primer momento motivará a todos y cada uno de los chicos, porque está claro que no hay nada mejor que un jugador del mejor equipo de España se te acerque, te dé consejos, trucos, experiencia y, mejor aún, que toque balón contigo, y lo mismo con el cuerpo técnico, cuyos miembros tienen gran experiencia y conocimientos incluso de cómo va evolucionando este deporte”. La cantera es clave: “En mi opinión, es la parte más importante de un club deportivo, por lo que la apuesta tan fuerte por volver a tenerla como se tuvo me parece la mejor idea a realizar; asegura tener cantidad más grande de chicos con la que trabajar que, formándose con la mejor calidad, van a dotar al club de títulos, tanto en categorías inferiores como para el primer equipo”.
Sueña con que se sigan entrando en el plantel de Superliga más jugadores ‘made in Unicaja’, “aunque no es una tarea fácil”, reconoce al tiempo que ensalza el trabajo realizado ya esta temporada: “Estaba yendo de maravilla, con una gran cantidad de chicos nuevos con muchas ganas de aprender y aportar lo mejor, y eso se ha notado a la hora de la mejora colectiva, ya que se motivaban y competían de manera sana entre ellos”. Sus cadetes “estaban teniendo un crecimiento exponencial, así que el parón ha frustrado un poco todo el trabajo”. Importante es que “los chicos lo sabían, notaban el crecimiento”, pero a su vez “por ello ha sido un golpe bastante duro para ellos” tener que parar en seco, “más aún teniendo en cuenta que a cada día estaban más enganchados a este deporte”. Es una preocupación compartida con Paco, que pasó de ser un nombre de pronunciación fácil para los extranjeros, sobre todo para Amado, que preguntaba por él cuando marcaba con dorsales o iniciales cada botella de Fuenteliviana que sacaba a pista antes del entrenar, a ser el ‘octavo, noveno o décimo’ jugador, así reconocido en el seno de la plantilla, según las bajas del día.
Francisco López Borrego, trabaja en Realtrack System, 23 años, almeriense iniciado al voleibol igualmente en 2º de la ESO como parte de la Obra Social de Unicaja, se ha ganado también el título de ‘hombre de club’ a ‘balonazo limpio’. No pasa nada, sino que se tomó con agrado ponerse en el otro extremo de la trayectoria de remate de Pablo Kukartsev, “fue como cumplir un sueño”, reconoce: “Sí es verdad que los primeros días tenía miedo interno sobre todo a no dar suficiente nivel, pero gracias a jugadores y entrenadores se mejora mucho y te lo quita con muchísima facilidad, por su cercanía y amabilidad”, añade. Entrenar de verdad con un equipo de tan alto nivel solo puede pasar en la provincia si eres de Unicaja Costa de Almería, y lo ha sabido aprovechar: “Me ha ayudado y motivado para que siga aún más duro, que me exija mucho más y para crecer como jugador y entrenador, así que estoy muy agradecido por la oportunidad y confianza”.
El club ha sido resiliente, utilizando una derivada de la palabra de moda, usando los recursos, adelantando un camino que va a seguir: “El nuevo proyecto, con cercanía total entre cantera y primer equipo, es, como jugador y entrenador, la mejor opción para aprender táctica y técnicamente, e incluso como convivencia, ya que ese tener confianza con el primer equipo permite que puedas preguntar dudas que tengas”. Además, el orgullo de pertenencia lo tiene claro, “orgullo de poder defenderlo dentro y fuera del campo, ayudar en todo lo que sea posible para su crecimiento, demostrar que somos el mejor club del país y llevar al voleibol almeriense lo más alto posible”. Para el jugador/entrenador “la diferencia está clara” entre Unicaja Costa de Almería y los demás: “Da lo que busca un jugador; primero, las mejores instalaciones donde entrenar, las mejores pistas de Almería y gimnasio; segundo, buenos entrenadores, y para mi gusto aquí puede que estén los mejores por las ganas de trabajar y porque están para lo que necesites, fuera y dentro del campo; tercero, una meta, cuál mejor que entrenar con un equipo de Superliga y… por qué no, debutar con él algún día”.
Por esos motivos, y por la apuesta ahorradora, espera un renacer de todo lo que en su día fue la cantera: “Espero un crecimiento muy alto y traer títulos al club, porque la cantera es la que va a representar al club en el futuro; en mi opinión puede ser perfectamente un 60%, y Unicaja Costa de Almería podrá llegar más alto incluso no solo por el primer equipo, sino con sus categorías inferiores”. Ya se ha atisbado un adelanto en esta temporada que tan precipitadamente se ha cerrado: “Empezó muy bien por la incorporación de bastantes niños con ganas de jugar, muy motivados, y eso se ha notado a la hora de los entrenamientos y también en la unión de los equipos y las amistades entre ellos; han hecho que la enseñanza sea muchísimo más fácil”. Ahora, en confinamiento, los anima: “Era inevitable que se vinieran abajo, al entrenar casi todos los días y estar tan enganchados, por lo que es normal que sea un pequeño agobio vivir este confinamiento, pero son fuertes, y pese a no poder hacer deporte como es habitual en ellos, o dormir poco, lo están superando unidos, ya que el contacto no lo perdemos”.
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