No sabría vivir sin el atletismo, eso lo tiene tan claro como que vive en Almería, en su Almería después de muchos años. Hablamos de Emilia Paunica, que llegó hace ya unos cuantos años a Almería y aquí se quedó. Fue una de las alumnas aventajadas de don Emilio Campra, y siempre que lo recuerda la mirada, su mirada, busca el cielo, como buscando al padre del atletismo en Almería. Paunica abre su corazón al periódico de todos los almerienses para conversar de altetismo y de la vida, en estos tiempos tan extraños debido a la crisis mundial del coronavirus.
Recuerda cómo y cuándo comenzó en el mundo del atletismo: “Cuando tenía siete años en el colegio organizaron un cross. Corrí y gané a los chicos y a las chicas de mi edad, desde entonces no paré de entrenar. Me incorporé a la Escuela de Atletismo de mi ciudad y así pasé por todas las etapas hasta hoy en día que estoy en activo en el Atletismo Máster Mundial y seguiré si las lesiones me lo permiten”, recuerda con mucha emoción.
Llegó hace ya muchos años a Almería, y se considera una almeriense más: “Llegué a Almería hace ya más de 23 años. Una experiencia dura que me marcó, pero me hizo más fuerte y después de un año duro de adaptación y trabajo en las tierras agrícolas almerienses, sin saber hablar ni trabajar en invernadero, comencé a entrenar con Antonio Zarauz . Después de tener mis documentos legales, comencé a competir llegando a un nivel muy alto. Cambié mis entrenamientos a las órdenes de Antonio Orta y finamente encontré a don Emilio Campra y comenzamos una bonita colaboración que me hizo cosechar muchas medallas y éxitos”, dice emocionada a LA VOZ DE ALMERÍA.
Su pasión
El atletismo es su vida: “Para mi el atletismos es mi forma de vida y es también mi trabajo. Es parte de mí, y no me puedo separar. Es un matrimonio que funciona de maravilla. EmiPau +atletismo = felicidad”, comenta.
Don Emilio Campra fue algo más que su Maestro: “Más de 10 años entrenando con ‘mi viejo’ supuso una enseñanza que ha dejado una huella para toda la vida. Ha sido mi padre, mi amigo, mi entrenador y mi consejero. Lo hecho tanto de menos... nos dejó hace 6 años. Todavía está en mi cabeza, lo busco siempre en la multitud cuando termino una competición. Es mi espíritu que me protege siempre, no puedo olvidarlo de ningún modo y se me saltan las lágrimas cuando hablo de él. Fueron tantos años a su lado, su presencia no lo puedo resumir aquí”, recuerda.
Preparación física
“Tengo muchos recursos por mis conocimientos y los entrenamientos funcionales son magníficos. Tengo suerte de tener un material para hacer aeróbico, gomas y con todo esto puedo planificar buenos entrenamientos”, explica una Emilia Paunica que recuerda que “siempre estaré agradecida a esta ciudad, me acogió con mucho cariño hace ya muchos años. Gracias”.
“Simplemente me adapto a estar encerrada en casa y entrenar en la terraza. Soy muy positiva, innovadora y valiente. Con pocos recursos muevo montañas. Sigo la misma rutina de siempre. Me levanto a la 7:00 horas, desayunado, teletrabajo, entrenamiento, seminarios online, vida familiar, leer, meditación y charlas online con mis amigas y amigos...”, explica Paunica a LA VOZ, el periódico de todos los almerienses. Emilia se ha convertido en la atleta de la eterna sonrisa para todos.
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