Nunca sabremos hasta donde pudo llevar Juan Magaña su modelo de cantera de haber contado con un campo como tuvo el Oriente, Los Molinos, La Cañada o Zapillo. Se pegó media vida llamando a la puerta del ayuntamiento en demanda de una instalación y se tuvo que apañar con los horarios que sobraban en las Pistas de la Avenida del Mediterráneo.
Cada año con motivo del acto de clausura de la temporada en su guión llevaba escrita la petición de un campo para sus futbolistas. A los postres el alcalde de turno (daba igual el color político) miraba al presidente lanzado a los cuatro vientos en demanda de lo que sus niños y sus padres le pedían con fervor.
Varios intentos
Fue en el año 2016 cuando los médicos le dieron una mala noticia a la familia Magaña Milán. La salud comenzaba a resquebrajarse y el duro golpe le llegó cuando no contaba con sus equipos en la pista. Sin fútbol y en plena lucha contra la enfermedad el bajón físico pasó a la moral, hasta que un día se encendía la luz y llamó su hijo Juanmi para pedirle un consejo, que Juan atendía.
Pero de eso hablamos al final ya que antes debe quedar patente que Juan Magaña tenía dos equipos como pudo tener 20. Su capacidad de organización estaba demostrada pero no quería tener a sus jugadores tirados por colegios e instalaciones, de prestado. Siempre lo más importante era entrenar y jugar en las mejores condiciones.
Los equipos de Almería no sabían decir “no” a Magaña pero no tenían muchas horas libres y atendían su petición, pero sin llegar a dar lo que Juan pedía. No hubo concejal de Deportes en el nuevo siglo y finales del anterior que no haya recibido la petición de un campo para el Surbús y poder crear esa Escuela de Fútbol en la que había trabajado con sus entrenadores un hombre emprendedor.
Con la llegada de los Juegos del Mediterráneo y la proliferación de remodelaciones en las instalaciones deportivas, llegaron nuevas promesas, pero ninguna vio la luz.
Más vale tarde
En la recta final de su vida, Juan Magaña volvía a pedirle a su hijo Juanmi que se pusiera a su lado para la nueva Escuela. La respuesta había sido negativa en los últimos años pero en 2017 estaba Magaña bajo de forma y moral y cuando sonó el teléfono saltó como un resorte y se puso a trabajar.
A las siete de la mañana sacó de la cama a Juanmi que estaba de día libre y le dijo que lo recogiera para visitar a unos amigos e ir dando formas la nueva escuela.
Se puso manos a la obra y todo su legado ha quedado en manos de su hijo ya que a los pocos días de aquel madrugón fue llamado Juan Magaña para liderar un proyecto en el Cielo. Hoy, mientras ustedes terminan de leer esta información deben conocer que la nueva obra del mítico presidente llevará su nombre: ‘Escuela Juan Magaña’.
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