Es clave la permanente disponibilidad y la capacidad de gestión de los trabajadores de la Diputación de Almería, que permiten un uso excelente del Moisés Ruiz para el disfrute pleno de esta instalación deportiva. Tampoco se puede olvidar la labor de los empleados de Grupo Nexa, empresa que desarrolla la ‘vida’ de la que se dota al pabellón. Pero para que un partido salga adelante, para que sea el espectáculo en el que finalmente se convierte, Unicaja Costa de Almería tiene la ayuda de gente a la se puede llamar ‘anónima’ por no salir en los medios, pero que es sobradamente conocida y reconocida por el club, por los aficionados y por la sociedad almeriense. Cuando parece estar todo listo para que los protagonistas del juego hagan su labor y ocupen el centro de atención, en el Moisés Ruiz no deja de circular de un lugar a otro el ‘Chino’. Así se conoce a Jesús Fernández, ‘hombre para todo’ que se define por su pragmatismo a la hora de resolver incidencias: “Me dedico a ayudar y a ser una pieza más del engranaje de nuestro equipo, estoy para lo que me necesitan, un día en el marcador, otro día montando pista, otro descolgando las banderas… para mí es un honor vestir el verde de Unicaja”.
Se queda con “saber que mi labor es un granito más para un equipo al que considero como mi familia, desde jugadores hasta los demás miembros que lo rodean, como presidente, directiva, personal de prensa, seguridad, taquilleras y un largo etcétera”. Dada la situación actual, tiene un sentimiento de vacío: “Echo de menos a esta gran familia, el poder pararme por los pasillos y preguntar cómo van, si necesitan algo o si quieren un café de la maquina”. Puro corazón, a Jesús le define su compromiso: “Echo de menos los pequeños nervios que me entran antes de cada partido, por si todo está bien y va a salir bien, y sobre todo poder estar ahí, siendo parte de la historia en un club histórico no solo de Almería o Andalucía, sino de España, o por lo menos es lo que dicen sus títulos”. En el confinamiento, eso sí, tiene una tarea más importante: “He intentado evadirme de todo y me he centrado en mi hija Ángela; tiene 21 meses y no sabe lo que ocurre, y por ella he intentado no salir, solo lo preciso, ya que mi trabajo me obliga a hacerlo; he jugado, pintado, bailado, cantado y divertido con ella, y no es lo mismo que un partido, pero me hace sentir que el mañana tiene un sentido y que por estar un día más encerrado puedo seguir estando a su lado, y eso no tiene precio”.
Desde su responsabilidad como ciudadano ha mandado “un gran abrazo” a la que se dirige como “mi gran familia del voleibol”, añadiendo que “os espero a todos en el próximo partido”, lo que espera que sea cuanto antes: “Pronto volverá todo y yo llevaré a Ángela a que disfrute del balón de vóley, porque lo que es el partido, poco lo verá -risas-, ya que es muy nerviosa”. Uno de esos protagonistas con los que se cruza ‘Chino’ es Luis Villegas, al que quizá lo de ‘anónimo’ no le encaja para nada. El gran especialista en seguridad es conocido y querido en toda Almería, pese a su talante discreto y su huida de los focos. Revisa cada rincón del Moisés Ruiz antes, durante y después de cada encuentro, coordinando su propio equipo y logrando que todo el mundo se preocupe solo de disfrutar del voleibol: “La verdad es que se echa de menos el ambiente que se genera antes y durante el partido, y más porque este año, por desgracia, ha sido un poco corto por la superación de la pandemia”.
Luis tiene presente que lo cotidiano afecta al mundo del deporte, y se ha quedado sin su parte favorita: “Echo muy de menos en especial los playoffs para la gran final por el título, y más porque este año tenia gran confianza en el equipo y en su cuerpo técnico, grandes profesionales que nos han hecho vivir, eso sí grandes partidos en Europa”. Su añoranza la padece por su trato personal con la gente que rodea a los partidos, “nuestro nuevo gerente y el que estaba antes, tanto Alfredo Cortés como Paco Saez, Ramón Sedeño y todos los que estamos colaborando”, pero no puede remediar acordarse de alguien en concreto, de quien no estará más físicamente en la grada, pero quien no se va a ir nunca de ella: “En especial, también voy a echar de menos a una aficionada de muchos años que es muy querida por todos, dentro de su peña Los Jaleantes, a la ‘abuela’, como yo le decía, a la que quiero mandar un beso y decirle que siempre estará con nosotros”.
Dando testimonio gráfico de todo lo que pasa y mostrando el espectáculo en directo está Fernando Calón, responsable de la emisión vía streaming de los partidos de Unicaja Costa de Almería. Llega dos horas antes al pabellón y se marcha al menos una hora más tarde de acabado el encuentro, siempre preocupado de mejorar tanto la calidad de emisión como la experiencia de seguimiento de juego. Para ello, pone al servicio del club su amplia formación y experiencia, pero sobre todo sus ganas de reciclado profesional permanente: “Encerrado y aburrido, como vosotros, añoro las tardes de competición, sábado en el pabellón, los amigos del club, el calor de la afición, las victorias de nuestros campeones…, pero sé que volverán esas tardes de fiesta, sufrimiento y gloria”. Calón ahora solo piensa “en reencontrarme con todos de nuevo en el pabellón, afición y jugadores, para celebrar la mayor victoria, seguir vivos persiguiendo retos y sueños”. Para cumplirlo hace un ruego: “Cuidaos mucho y sed prudentes para poder vernos en el próximo partido, y, por ahora, ánimo y, por supuesto, un abrazo, pero por streaming”.
También imagen genera un maestro, en su caso de la fotografía. Nada menos que Felipe Ortiz se ha sumado esta campaña a las huestes ahorradoras: “Participar en los partidos de vóley es una sensación que no se puede explicar por varias cosas; una, por ejemplo, es que se trata del equipo más galardonado de la historia, y ese poder aportar un granito de arena es un honor que nunca podía imaginar; me siento súper orgulloso de aportarlo”. El voleibol es, además un reto para quienes están tras el objetivo: “Para cualquier fotógrafo que haga deporte, este es muy especial por la velocidad con que se juega; se tiene la adrenalina a tope y se pasa mal incluso cuando se empieza, pero cuando se va conociendo el juego es un placer tremendo meterte en el juego, lo que cuesta mucho porque no se puede estar en todos lados mientras que sin embargo son muchos los momentos que no quieres que escapen”. A Felipe le gusta “la celebración de los puntos”, y fiel a darlo todo, como los de pista, “termino agotado, y no es de hacer fotos, sino de estar atento a cada momento”.
Además de la adrenalina está el cariño: “No cabe duda de que este club es como una familia; en los partidos en los que he colaborado, cada vez que aparecía por el Moisés Ruiz los jugadores me saludan como si me conocieran de siempre y es muy gratificante”. Le encanta, por último, “la afición, los afines, muy ruidosos, dando alas a los chicos”, pero lamenta que “la ciudad de Almería en general se está perdiendo el gran espectáculo que dan cada vez que juegan”. En la labor de la documentación fotográfica de los partidos casi dos temporadas ha estado Cristina de Arriba, cuyas instantáneas han ilustrado la página de la CEV: “Para mí ha sido un placer el poder inmortalizar cada momento, cada gesto, cada expresión, cada punto perdido y cada partido ganado”. Sin dudarlo, lo ha disfrutado: “Ser la encargada de capturar todos y cada uno de los abrazos entre los jugadores y los ánimos del público, para mí ha sido un auténtico privilegio”. Por ello, late en verde: “Unicaja Costa de Almería me dio la oportunidad de volver a amar la fotografía y estaré eternamente agradecida”.
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