Ojos de ilusión en la puerta, esa tras la cual reside el mejor voleibol de España, que después fueron caras enteras, una vez que las mascarillas se retiraron al pisar, por fin, la cancha de juego. Cruzar ese umbral no fue como siempre para nadie, ni para los que iban de regreso, porque antes de la COVID-19 ya eran integrantes de esas categorías inferiores de Unicaja Costa de Almería, ni para los que llegaron nuevos con el deseo de formar parte de las mismas, haciendo caso a la llamada que el club ha hecho y que va a seguir emitiendo. Hay sitio para todos, hay apuesta firme y se ha comenzado a tener respuesta positiva desde el primer momento. El ‘como nunca’ del acceso al Moisés Ruiz fue así por dos motivos: el tener que cumplirse todos los requisitos de protección que dictamina la Fase 3, y el tratarse de todo un ‘reseteo’. Así, la fiesta de Año Nuevo de este ‘Año Cero’ ha llegado en junio, alegre y cargada de proyectos y retos personales de los ‘miniverdes’, coincidentes todos en el sueño de que llegue alguna vez el ansiado momento del debut con el primer equipo.
Por ahora, este lunes 8 ha sido día de reencuentros y presentaciones, de guiños de los que se hicieron amigos con el balón tricolor como nexo de unión y de comienzo de nuevas amistades y disfrute de los valores que representa este deporte, y que a gala lleva el club del que forman parte. En ese sentido, Manolo Berenguel el primero en ‘presentarse’ ante los demás, conocido por todos, pero ahora uno más de estos chavales por su cercanía, si bien los rostros de admiración de todos lo situaron como un mito, se tocó el pecho, cogió el escudo de Unicaja Costa de Almería y explicó a los miniverdes la importancia de estar, pero también de ‘ser Unicaja’. Les trasladó la responsabilidad que ello supone, porque ellos también dibujan la imagen del club con su comportamiento incluso fuera de la pista. Fue una parte de un discurso muy completo, inaugural de una nueva época, en el que les pidió el cumplimiento total de las medidas de seguridad y les aclaró que no habrá ni prisa ni precipitación.
Y sí, las bases, nunca mejor dicho, serán sólidas, con un especial esmero en toda la parte de técnica individual y entendimiento del juego, con la mayoría de ellos ya teniendo los conceptos básicos de los sistemas empleados por el primer equipo, a través de su asistencia a las videoconferencias impartidas por el propio entrenador. Junto a Manolo Berenguel, Miguel Trujillo y Paco López, ambos técnicos canteranos a los que el club va a potenciar y de los que buscará que cojan protagonismo en su labor con los chicos: “Una de las propuestas que tenemos en mente es con nuestros entrenadores, que se están formando a la par que forman, y a los que pedimos que sean ellos los que diseñen las sesiones que dirigirán y que yo supervisaré para dar el OK y ratificar que vamos por el buen camino”. Berenguel pone como condición el expreso objetivo de respetar el modelo de juego común, “que ya casi todos conocen por los encuentros digitales durante el confinamiento, trasladado ahora a entrenos tanto técnicos como tácticos propuestos por Miguel y Paco”.
Cabe recordar que ya de antemano se ha trabajado bastante, intentando sacar todo el provecho a la cuarentena, dentro de las posibilidades y pese a la ausencia de dar toques al balón. En esa línea, a las referidas sesiones teóricas se sumaron las tablas de ejercicios creadas por Enrique de Haro para todas las categorías, explicadas de igual modo, por videollamada conjunta, por el propio preparador físico. Ambos son primeras piedras de la ambición renovada del club por reverdecer sus categorías inferiores: “En este periodo de confinamiento depuré y presenté un proyecto que era esperado por todos y que puedo capitanear en primera persona durante el verano, a la espera de la incorporación de los jugadores del primer equipo; básicamente es el retomar el trabajo que los técnicos de cantera ya estaban haciendo y aportar todo lo que yo pueda, desde mi experiencia en el voleibol formativo y el de élite para que sigan creciendo”. Es por ello que Berenguel hace un “llamamiento para todos y cada uno de los que quieran participar”, directo: “Aquí estamos a vuestra disposición y en estos meses de verano intentaremos hacernos más grandes día a día”.
En la práctica, “tenemos que adaptarnos a la instalación y las medidas de seguridad, incluidos los horarios; en principio vamos a entrenar tres días en semana, juntando infantiles y cadetes en el primer grupo de la tarde, y luego en el segundo serán los juveniles, más un tercer grupo, que es el de los jugadores de Superliga, para tocar balón”, explica. La duración de cada una de esas sesiones es de “una hora y media”, insistiendo mucho “en la parte analítica, trabajar mucho la parte técnica, conceptos de táctica también, un poco, siempre respetando la distancia social”. Berenguel lo disfrutó muchísimo: “Las sensaciones de volver al trabajo fueron increíbles, después de tanto tiempo sin entrar al pabellón, y notar que tus pies están pisando el parqué, la verdad es que fue muy positivo; los chicos infantiles y cadetes respondieron a la perfección, rayando la máxima capacidad permitida por grupos, y muchas ganas, y los juveniles también, sabiendo que su situación ahora es mala por exámenes y la selectividad, pero todos con mucha ilusión de volver al trabajo y tocar el balón”.
En relación a su experiencia, guarda muchos recuerdos, pese a que confiesa ser “un desastre para trofeos y premios, repartidos en varias casas de familiares”. Quizá lo de menos sea eso, y lo de más es otra cosa: “Empecé con el Juvenil B y después el Juvenil A, y son los pasos que deben seguir todos los entrenadores, crecer poco a poco en categorías inferiores, y el que quiera y sea persistente y está cualificado, que dé el sato a la máxima categoría, aunque hay gente a la que eso no le gusta y prefiera dedicarse exclusivamente a la formación”. En su caso concreto le gustan las dos cosas, la cantera y la élite: “Estoy más centrado en la Superliga, pero este verano sí que va a ser ‘canterano’ y después seguiré muy vinculado directamente”. No le sorprende ver a tantos jugadores en la máxima categoría española y en ligas de Europa que han pasado en algún momento de su formación por sus manos: “A unos les he puesto mi granito de arena, porque ya venían muy formados, y a otros sí los he formado yo, y que crezcan y lleguen a nivel nacional e internacional es algo que te enorgullece como entrenador, ver que tu trabajo sirve para algo”.
En su deseo, “espero que más de uno tenga grato recuero de mí, que haya recibido consejos y que haya sabido valorar el esfuerzo que se ha hecho por mi parte tanto en las categorías inferiores como en el primer equipo”, manifiesta. Nombres propios, decenas, como los de Ángel Trinidad, Andrés Villena, Jorge Almansa, Carlos Baos, Pablo Bugallo, Juanmi González, Toni Llabrés, Miki Fornés, Ignacio Sánchez, Casi, Rubén Lorente, Casi, Fran Iribarne, Andrés Portero… y otros grandes jugadores que no están dando muestras de su gran calidad en Superliga 2 o que ganaron todo un Campeonato de Europa Universitario, incluido su fisioterapeuta Jorge Soriano. A humildad no hay quien gane a Berenguel, que reconoce que “Ricardo Maldonado hace un trabajo excepcional en la Permanente”, en relación a esos referidos que ya venían formados a Unicaja Costa de Almería para completarse como jugadores aquí y que “me han enseñado ellos a mí también muchas cosas”, finaliza.
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