La cantera de Unicaja Costa de Almería en marcha

Desde el anuncio de la vuelta y de la ‘apertura’, ambas cosas prácticamente cogidas de la mano, se ha aprovechado al máximo el tiempo en el germen del gran proyecto canterano del club ahorrador, evidentemente días de gran enriquecimiento para los chicos por sentirse en las manos de Manolo Berenguel. Las cosas no podrían haber ido mejor, dentro de estar viviendo una situación anómala, debido a los parámetros de la ‘nueva normalidad’ y de la preocupación por los rebrotes, puesto que desde el mismo inicio se estableció una relación de reciprocidad entre el primer entrenador y los ‘mini verdes’. Esto se traduce en el carácter simbiótico de su día a día juntos, en la ‘ida y vuelta’ de un máximo interés por mejorar individual y colectivamente. Ya se sabía la ilusión que el técnico depositaba en el desempeño de su nueva función de coordinador de las categorías inferiores, por un lado, y se ha visto cumplida, tal y como se esperaba, la respuesta positiva de las jóvenes promesas, por otro lado.

Cuando se establece esa conexión de confianza, se crece como grupo, pero en el lado positivo de la balanza se sitúa que igualmente crece el grupo. Los términos son cualitativos y cuantitativos, por lo tanto, toda vez que cada sesión cuenta con más y más calidad, y que cada vez es mayor el número de jugadores en edad formativa acercándose al privilegio de entrenar a las órdenes de una figura mítica de la historia del voleibol nacional y de sus más allegados técnicos, Miguel Trujillo y Paco López, en los que Berenguel deposita toda su confianza para formar un tridente de las más altas prestaciones. Hasta el momento ha sido más destacada la respuesta recibida en las categorías iniciales, tanto en infantiles como en cadetes, puesto que un buen número de juveniles han tenido que finalizar el curso y seguir preparando la PeVAU. Además, en esas edades es donde se ha producido más incorporaciones, chicos a los que se ha acogido procedentes de otros clubes o que incluso se están iniciando.

Manolo Berenguel no ha podido negar que su vuelta al voleibol de formación ha sido muy gratificante, porque pone todo lo que tiene, pero se le devuelve con creces por parte de los chicos: “Están respondiendo a la perfección, sobre todo las categorías más pequeñas, las de infantil y cadete, la evolución está siendo brutal y se nota este tiempo en el que llevamos trabajando juntos, siempre siguiendo la planificación que se había establecido”. En ese sentido ha añadido que “se sigue insistiendo en tema analítico, mucho control de balón y técnica individual, dejando un poco de lado, por ahora, y encima, lo que más les gusta, que es el tema competitivo”. Pese a esto, a que se les pide un tipo de sesión en la que tienen que poner mucho de si mismos y de su afán de superación, menos divertida, si se quiere, todos cumplen al máximo: “Están contentos con el planteamiento que se les está haciendo, a pesar de que se pueda valorar como ‘más aburrido’, pero su compromiso es absoluto”.

Esto último es precisamente lo que más destaca el primer entrenador ahorrador, tal y como lo hace en la máxima categoría, porque es la base sobre la que todo se alza hasta las más altas cotas. Bien es cierto que “al final de cada día se les da algo de juego, y todo lo que han estado trabajando durante la mayor parte de la sesión, sale, aplicando lo que han practicado en el entrenamiento, y por eso tengo muy claro que la mejora está siendo importante”. Berenguel se siente muy identificado con ellos y lo define muy explícitamente con un “aman el voleibol y se nota”, feliz además tanto por el ‘regreso’ de los juveniles, “están ya siendo mucho más participativos, una vez que han acabado el curso y la Selectividad, porque está claro que los estudios han de ir por delante y es lo que les inculcamos”, como por las incorporaciones que se han producido y que espera que se sigan produciendo: “Vamos a estar aquí todo el verano, disfrutando con el voleibol, y todos son bienvenidos a esta familia”.