Fran Iribarne está hecho para infundir miedo en los adversarios, pese a que quienes le conocen fuera de la pista saben de su bondad. Dentro de ella… es otra historia, la del águila real, que caza desde el aire, súper depredadora, situada en la cima de la pirámide alimentaria, devorando todo tipo de animales sin que ninguno la devore a ella. Ha reaparecido el receptor almeriense con un imponente aspecto físico y con la mayor fortaleza mental que jamás había alcanzado antes. Quinta temporada en la Superliga, paso de ‘niño’ a ‘hombre’ consumado, no va a temblarle la mano para reclamar un sitio hegemónico: “Dar el salto que creo que me toca dar este año como jugador y como persona, porque todo va relacionado, y sobre todo ganar títulos, ya que con el equipo que tenemos y cómo se ha confeccionado todo, tenemos muchas posibilidades; voy a dar el 200%, porque me encuentro con capacidad para ello”.
Dice la razón popular que ‘el que avisa no es traidor’, y sus palabras son toda una advertencia, amparada en la predisposición absoluta que presenta: “Mentalmente me encuentro muy fuerte -rotundidad-, y con muchas ganas de empezar y afrontar la temporada por el equipo que hay, el mismo equipazo o más que el año pasado; ya que se cumple lo de todas las temporadas en este club”. El uno y el todo, clave en el entendimiento del voleibol, como la confianza y el buen ambiente de vestuario: “Personalmente, he coincidido con todos, menos con Javier, pero sí hemos jugado en contra y sabemos cómo es, y el grupo tiene muy buena pinta nada más que por su composición, a lo que hay que añadir el modo en el que se está cerrando”. Como novedad importante, claro está, se suma el cambio de presidente: “Nos han hablado muy bien de él, un hombre que tiene mucho reconocimiento en Unicaja Banco, que tiene una gran forma de ser y que llega con ganas de empezar con nosotros”.
Desterrada del todo la falsa creencia de que “esto se podía tambalear un poco, tal y como pensaban algunas personas, y viendo al final es lo contrario, un proyecto de futuro, muy bueno”, Fran Iribarne está dispuesto a tirar del carro: “Es algo que llevo hablando desde la cuarentena con el cuerpo técnico y sin problema; yo voy a actuar de igual modo siendo capitán que no siéndolo, porque me gusta participar en todo, proponer muchas cosas, hablar con los jugadores, tengo mucha confianza con el cuerpo técnico, me gusta que confíen en mí, y si es así, para adelante sin problema”. Preparado está, por tanto, para romper en una campaña que “va a ser diferente, si bien la anterior con la Challenge Cup fue parecida; seguro que lo afrontamos bien y mentalmente va a ser la clave; el equipo que mantenga mejor la mentalidad en todos esos viajes, porque van a ser duros, va a ser el que marque la diferencia”.
Otro de los aspectos a manejar será la extrañeza de una grada vacío o semivacía: “Me gusta mucho que el público esté integrado, que sea el séptimo jugador, eso de girarme a la grada y notar que está conmigo, así que solo pido que los que puedan estar, estén al cien por cien, como nosotros vamos a estarlo”. Será así no solo en los partidos, sino en los entrenamientos, el pilar fundamental sobre el que levantar los títulos, con cuatro ‘cuatros’ peleando la titularidad: “Prefiero esa competitividad, sana, porque si ves un jugador a tu lado creyendo que vas a jugar por encima de él, que no te exige tanto, luego no te esfuerzas tanto a la hora de entrenar, pero cuando ves que tienes tres compañeros que estás entrenando muy duro, comprendes que lo tienes que hacerlo tú también para al menos discutir el puesto, y es lo mejor y lo prefiero”. Ataque, claro, y buen trabajo atrás: “Tenemos que mantener la recepción porque los últimos años, en Unicaja, ha habido buenos centrales, pero no todos tan top, y eso hay que aprovecharlo, que llegue la recepción y que jueguen ellos”.
El eje del engranaje, el colocador del equipo, con dupla que le convence: “Ignacio… sobran las palabras, tenemos muchísima confianza dentro y fuera de pista, la bola que tenemos juntos es muy buena, está muy compenetrada, y nos llevamos muy bien; Esteban por su parte es muy bueno, se le ven destellos, y es verdad que ahora venimos de seis meses sin tocar la bola, pero se le ven muchas cosas muy buenas y le va a dar bastante alegría a Unicaja”. Claro que eso no es algo que solo sufre el chileno, sino todos: “Demasiado raro tocar el balón otra vez, parecía que no lo había tocado desde hacía dos años, y mira que forma parte de nuestra vida; sensaciones muy extrañas, porque al terminar la liga nos íbamos a la selección y no perdíamos el toque, o ‘bajábamos’ al vóley playa; costó conseguir que fueran buenas, pero se ha trabajado y se ha logrado que las sensaciones vuelvan a su senda”.
Finalmente habrá Supercopa el próximo día 26, y el equipo llegará preparado, con diferentes estados de forma, pero competitivos todos: “Esperemos que la situación nos deje, pero estamos luchando, trabajando día a día por que todo salga bien y por que el equipo que se ha conseguido hacer alcance todos los objetivos que se ha propuesto, y siempre se nota los jugadores que vienen de trabajar el verano con la selección respecto a los que han hecho pretemporada de club; vienen mucho más rodados, vienen de jugar, es un plus”. Su caso particular es ‘híbrido’, presente en el primer periodo, pero no en el Preeuropeo: “Desde que acabó la cuarentena empecé con un preparador físico por mi cuenta, empecé a cuidarme mucho, también porque teníamos la selección, en la que al final no he podido estar, pero me ha venido muy bien para comenzar la pretemporada con Unicaja Almería; hay dolores, pero al fin y al cabo son los típicos; creo que es el mejor año que comienzo la pretemporada”.
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