Érase una vez una tierra al norte del sur, distante 1.200 kilómetros del Mediterráneo almeriense, bañada por el Atlántico gallego, playa contra playa, distintas e iguales, asaetadas ambas con palos de los que estiran redes de vóley. Rotogal Boiro ya es de la Superliga, y Unicaja Costa de Almería, que lleva camino de los 32 años en ella de modo ininterrumpido, tiene ante si un partido inédito en una pista inédita, lo cual debe tomarse, y se toma, como un aliciente. Además, no es ante un ‘desconocido’, ni mucho menos, sino frente a un club al que se ha admirado desde la distancia, y no la de categoría, sino la física, que es el primer escollo a salvar del mejor modo.
La decisión fue viajar toda la noche del jueves al viernes, amanecer tan cerca como se pudiera de una tierra fértil para el voleibol, para otro amanecer más tranquilo ya el día de un partido que debería, a su vez, ser el tercer amanecer de la ruta de viaje, el del juego a domicilio. Dos jornadas en casa y sendas victorias, una salida y una derrota, Unicaja Costa de Almería busca empezar a rentabilizar los desplazamientos en una temporada tan exigente como la que se ha dibujado, a 14 equipos, todos de un notable potencial. Uno de ellos, el coruñés, de ‘recién ascendido’ solo tiene que su experiencia en la máxima competición se limita a las tres jornadas disputadas.
Por lo demás, se sabe que se va al reino del MVP de fin de semana pasado, de un Felipe Benavídez que firmó 19 puntos, 4 saques directos y un 65% en recepción en la primera victoria de Boiro. Sí, a la tercera fue la vencida y fuera de un plumazo la posible presión de estrenar su casillero de partidos ganados. El 0-3 en Almoradí fue el bálsamo necesario tras encajar un 3-1 en Melilla, y después de entrar a la nueva categoría ‘a la sombra de Guaguas’. El primer visitante de A Cachada también ganó a Unicaja Costa de Almería en la siguiente jornada, y los ahorradores sí doblegaron a los melillenses después, y es que el conjunto almeriense irá cogiendo a quien deje el coruñés, tal y como ha determinado el sorteo del calendario de esta 2020/2021.
Eso sí, cuando los grancanarios fueron hasta la comarca del Barbanza no se pudo tener público, algo que cambia ‘ligeramente’ con la visita verde. Habrá 60 personas en la grada del pabellón, “afición espectacular”, adelantó Manolo Berenguel, al que esta visita le agrada y le motiva a partes iguales. Como no, al técnico nijareño le van los duelos de nivel, como este que se avecina, puesto que no solo está Benavídez, sino que al receptor argentino le acompaña un septeto de gran calidad. El cerebro lo pone su compatriota Gaspar Bitar, posiblemente el año de más jugadores recién llegados desde Argentina de todos los anteriores. Otro ejemplo es el central Joaquín Gallego, haciendo honor con su apellido a la tierra a la que arriba, tercer argentino.
Como otro receptor titular, otro fichaje, que es un clásico, Fran Fernández, de vuelta a Galicia tras militar en San Sadurniño y pasar por Melilla, y como pareja central en el equipo inicial un hombre de la casa, de los de toda la vida, Mario Iglesias, de los que viven una máxima identificación con los colores. El ‘equipo de gala’ del técnico local, también todo un referente en el club, Emilio Palacio, cuenta con otro jugador con sello de calidad certificada boirense, el líbero Adrián Alves ‘Chicho’, puro vóley concentrado en 168 centímetros, e igualmente se mantiene el opuesto del ascenso, Juan Pablo Moreno, colombiano al que se ha valorado su gran rendimiento.
De siete, tres que siguen y cuatro fichajes, y nueve jugadores más en un plantel de una larga extensión, 16 integrantes, de los que solo al receptor Cristóbal Álvarez se le vio saltar a la pista alicantina del Mayte Andreu el pasado fin de semana, al saque. En Melilla jugó el partido completo el también receptor Pablo Nieto, que había hecho su debut frente a Guagas con un set, y la lista de hombres que ya pueden decir que son de Superliga la cierra, por ahora, Iván Souto, otro de la casa, colocador criado en el club. Los demás permanecen sin minutos, y son los centrales José García y Alejandro González, joven y veterano respectivamente, el opuesto Pablo Redondo, el colocador Mauro Martínez y los receptores Alan Dávila y Carlos García.
Es lo que tiene cuidar la cantera como se hace en Boiro, contar con un gran ‘fondo de armario’ que garantice continuidad en los entrenamientos y en el futuro, y que, a su vez, provoque orgullo. Con tres puntos y deseos de vencer a un clásico de toda la vida como Unicaja Costa de Almería, los gallegos tienen armas y confían en ellas para doblegar a los ahorradores, a los que este duelo les motiva incluso más, debido respeto a las ganas del rival, para demostrar que su voleibol ya ha florecido casi del todo. Se asume que queda camino por recorrer hasta alcanzar la mejor versión, no se sabe si debutará Javier Jiménez y si, se ve Boiro perfecto para una cachada.
Los árbitros del encuentro serán Fernando Cerrato, el murciano, que repite con los verdes tras el 3-1 sobre Arenal Emevé Lugo, y Juan Mario Bernaola, valenciano que esta temporada ya impartió justicia a Unicaja Costa de Almería en la Supercopa de Teruel. No se tendrá en cuenta que es la primera de las semanas más largas, que ya toca de seguido el primer miércoles, porque no se va a reservar nadie nada. En el equipaje ahorrador, el apoyo del presidente Antonio Rodríguez y de su directiva, representada por el vicepresidente Pablo Martínez y por el vocal Andrés Parra, de visita de ánimos en el Moisés Ruiz antes del último entrenamiento y del largo viaje.
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