La UD Almería tenía en Alcorcón el examen más importante de la semana. Los rojiblancos habían tropezado de forma inesperada frente al Mallorca en el último minuto y visitaban a un rival en plena escalada, con los niveles de confianza muy elevados. Pero definitivamente la plantilla y José Gomes tienen algo diferente: trabajo, calidad y capacidad de sufrimiento.
Los resultados no van a cambiar la forma de ver este deporte por parte del míster y volvió a hacer once cambios en la alineación. Ni un superviviente del jueves contra el Mallorca. El choque comenzó con un Almería con posesión, pero sin profundidad y un poco apagado. Los amarillos juntaron líneas, conscientes de que a la contra podían hacer mucho daño. Y fruto del orden defensivo llegaron las primeras ocasiones, salvadas por un Giorgi Makaridze que al fin se reivindicó.
Sin profundidad
Al Almería le cuesta generar peligro si no encuentra a los bandas. Akexte caía a la derecha para acompañar a Corpas y Balliu y romper el entramado defensivo del Alcorcón. Lo consiguieron, con un pase al hueco del vasco que acabó en gol de Corpas, anulado por un milimétrico fuera de juego. Fue la más clara antes del descanso. Con Morlanes algo más desaparecido de lo habitual, Costa asumió la responsabilidad y tomó el mando del encuentro. En Santo Domingo había que ganar, porque es en estos campos tan duros de la competición donde los aspirantes al ascenso marcan diferencias, y en este caso se encontraba en el banquillo.
José Gomes puso a calentar a Umar Sadiq y no tardó en darle protagonismo. Era el minuto 56 cuando ingresaba en el césped junto a José Carlos Lazo y Joao Carvalho. Solo tocó dos balones: un control defectuoso y uno que acabó en la red. Fue lo único que se le vio al nigeriano, pero tal y como sentenció Anquela: “El gol se compra”. Esta vez Sadiq esperó en el segundo palo un centro de Akieme, que desviado por Laure, acabó en sus botas. No hubo fuera de juego al venir de un contrario. En el sitio adecuado y en el momento perfecto para desnivelar la balanza. Y sonrió, celebró con rabia su cuarto gol del curso.
Pero del 0-1 se pasó al mono de trabajo, al Almería obrero. El Alcorcón se fue arriba con dos delanteros -Gual y Barbero-, y el instinto de proteger el resultado empujaba las líneas hacia atrás. Con los cambios el míster fue a asegurar, metiendo a Cuenca y Petrovic para dar consistencia. Aún así, Barbero remató en boca de gol y Akieme despejó con el tacón. Después, otro lanzamiento del almeriense que desvió Giorgi Makaridze. Eran los momentos de máxima tensión, cuando más peligraba el triunfo.
Oxígeno
El pitido final de López Toca fue un alivio para los jugadores, entrenador, y los miles de aficionados que almorzaban viendo a su Almería. En cuanto aparecen la calidad y algo de profundidad en el juego, esta plantilla cambia radicalmente un resultado. De nuevo una alineación diferente que le sale bien a José Gomes. El ‘9’ Umar Sadiq empieza a sonreír a base de goles y sigue dando puntos al grupo. El mazazo del Mallorca ya está olvidado. No fue el Almería más vistoso ni brillante de la Liga, aunque sí el más obrero y eficaz. Así también se gana y se consiguen los objetivos.
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