El final del ‘annus horribilis’ guardaba ‘vóley mirabilis’

Este miércoles se mide Unicaja a Teruel y el sábado a Guaguas

Unicaja afronta un final de año natural cargado de alicientes.
Unicaja afronta un final de año natural cargado de alicientes. La Voz
La Voz
13:41 • 15 dic. 2020

Realmente no será lo último que jugarán los verdes antes de que entre en ansiado 2021, ya que la Federación Andaluza de Voleibol ha fechado la Copa de Andalucía justo en el límite y se disputará el día 27 de diciembre, domingo. Pero, contemplando solo el ámbito nacional… la maravilla dará carpetazo a lo horrible, y 2020 tendrá un final que posiblemente ‘no se merece’. El calendario salió ‘travieso’, poniendo ‘lejos’ entre si a Guaguas y Teruel en el camino ahorrador para luego, al cambiar de vuelta, ‘acercarlos’. Las jornadas 2 y 12, amarillos y naranjas con nueve partidos por medio, y las jornadas 12 y 15, naranjas y amarillos separados por dos encuentros, siendo el año del que se trataba no se podían quedar así. La COVID-19 quiso ser incluso más protagonista, y por su obra y ‘desgracia’ el 12 va detrás del 13 y del 14. Como resultado, eso sí, la felicidad de todo aficionado al vóley: un final con sabor a finales.



Volvió Unicaja Costa de Almería de Palma con solo un punto y con la sospecha de que un ‘polizón’ se había colado en su maleta. El coronavirus paró al equipo, confinó a cuatro de sus hombres y, finalmente, se alojó en uno de ellos, que sigue siendo la única baza que no podrá jugar Manolo Berenguel este miércoles. Después llegó la comprensión y el sentido de la responsabilidad del CV Teruel, que accedió a cambio de fecha de su visita al Moisés Ruiz, porque la burocracia se sitió lejos de la realidad y la mezcla de normas obligaba a los verdes encerrar a cuatro hombres y a disputar la jornada con ocho, de los que dos eran líberos. Así, por la pandemia, que tanto ha roto y ha quitado en todos los ámbitos, se demostró el entendimiento entre los dos ‘enemigos íntimos’ de la última década y media, por el bien de un deporte al que ambos hacen grande con la rivalidad deportiva… y también con la colaboración.



El ‘annus horribilis’ se quería despedir con ‘vóley mirabilis’ a modo de consuelo y de disculpa por su irregular desarrollo, dibujando un desenlace que no será definitorio para lo que suceda en 2021, pero que sí marcará la ruta hacia su primer título, el de la Copa del Rey. Unicaja Costa de Almería será de segundo a cuarto, estando en su mano solo amarrar la tercera plaza que, en caso de caer ante CV Teruel, le puede robar in extremis el Urbia Unergía Vóley Palma, con dos partidos aplazados. Así, si los ahorradores vencen, los palmesanos no podrán darle caza, y en caso de que la victoria sea de tres puntos discutirían la segunda plaza a Guaguas, a la espera de que los grancanarios recuperen su enfrentamiento en casa contra Melilla. No será esta semana, puesto que lucharán por entrar en la Final Four de la CEV Cup, siendo anfitriones de la fase previa. El club blanquiverde les desea la mejor de las suertes.



Sin apurar todas las opciones de calculadora, todo hace indicar que al CV Teruel le basta un set para amarrar su primera plaza y medirse en la Copa al octavo, ojo, un ‘caramelo envenenado’, como todos los cruces, pero con la opción de que se cuele ‘sobre la bocina’ el siempre competitivo Ibiza. Deberán ganar los pitiusos al Barça y el día antes deberá haber perdido Río Duero Soria a manos de Palma. Desde una cierta distancia, esperando sendas derrotas, de sorianos e ibicencos, el hoy por hoy octavo, Arenal Emevé Lugo. Cualquier opción será difícil, y esa incertidumbre que se produce incluso entre primero y octavo es el claro ejemplo de la igualdad de este año. Los turolenses no sumarían si caen 3-1, pero en caso de victoria de Guaguas ante Melilla, sin fecha todavía, de tres puntos para los canarios, y con empate entre. ambos en lo más alto de la clasificación, el coeficiente sonreiría a Teruel.



Así se lo ha ganado, porque ha escrito una línea prácticamente recta en lo que va de temporada. De todos los equipos a resumir, el de Miguel Rivera es el más sencillo respecto a sus resultados: 11 victorias, diez por 3-0 y una por 3-1, y solo una derrota, por 3-2. En esa cuenta no entra el 3-1 con el que llega al Moisés, ante Manacor, del sábado pasado, puesto que corresponde a la segunda vuelta y no es ‘copero’. Antes que los manacorenses, el único que se había ‘atrevido’ a robarles un set había sido Guaguas precisamente, también en Los Planos. Por lo tanto, como visitante no ha cedido absolutamente nada, marcha que querrá continuar en casa de su rival por los títulos de los pasados 15 años. Entre ambos, solo el antecedente lejano del 3-0 de la Supercopa, muy superiores los naranjas a los verdes… en el inicio del curso.



Si bien puede entenderse que Teruel es ‘el mismo’, no lo es tanto Unicaja Costa de Almería, que ha evolucionado mucho hacia su mejor versión, a la que todavía, eso es cierto, no ha llegado. La baja de Colito, con Javier Jiménez de ‘falso opuesto’ del equipo, marca una cita que habría sido emotiva para él, dado su largo pasado en las filas aragonesas. Respecto al ‘cambio de cromos’, cuatro de los sí disponibles han sido naranjas, y dos de los naranjas han sido verdes, con el dato curioso de ser cinco centrales nada menos y solo un receptor. La plantilla turolense es de las más compensadas de la Superliga, seguramente, y la más compenetrada, seguro. En el haber del club aragonés, capacidad para extender proyectos, conservando la amplia base del plantel, y tino para fichar, colocadores, central y receptor, siendo posible un equipo titular con un solo cambio respecto al curso anterior.



Dirige el juego César Martín, que se está reivindicando a si mismo como lo que es, un gran jugador, y callando ciertas voces críticas respecto a si mantendría el nivel de Jukoski, que a su vez las calló antes en la comparación con Rangel. El opuesto sigue, un Filip Gavenda tan sólido como el propio Teruel, y la recepción mantiene a tres pilares, Thomas Ereu, Jordi Ramón y Víctor Rodríguez, sin olvidar que también está el canterano Javier Igual, a los que se ha sumado el argentino Vildosola. En el centro, los archiconocidos Bugallo y Parres, ahora con la torre de la Superliga, 212 centímetros, el estonio Naaber. En este bloque se cumple algo básico entre los más grandes equipos, y es la importancia del líbero, con un Gámiz que salió airoso de la complicada misión de suplir a Noronha, siempre recordado. Por último, recuperó el cuadro aragonés a Milan Jovanovic para ser su segundo colocador y cerrar apuesta.




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