La Voz
14:34 • 22 dic. 2020
Unos trescientos partidos se han disputado en cuatro fines de semana en el I Circuito Costa de Almería celebrado desde octubre en el Club de Tenis Almería. La ilusión, ganas de aprender y los nervios ha estado presentes. En los partidos más igualados pequeños detalles decidieron, pero en común todos se llevan a casa las grandes enseñanzas aprendidas dentro y fuera de la pista.
Los marcadores, el lado del saque o los cambios de pista son los deberes más complicados para benjamines y alevines de primer año. Si a eso le sumas igualdad y se debe decidir en ´tiebrak' el reto es mayor. El desempate tenístico, que fue inventado por el juez de silla James Van Alen en 1965, ha sido clave en las rondas finales.
Se vuelve ver la esencia, para lo bueno y lo malo. En esos instantes los nervios se pueden observar fuera de la pista, con las familias que acompañan al niño, y en la tierra batida, donde cualquier detalle cambia de rumbo el partido. Empieza la fortaleza mental para niños y adultos. Aguantar una bola más, evitar un error no forzado o no distraerse. Puede ser un abuelo que viene a ver el primer partido de su nieto.
Llega efusivo porque llega con retraso y lo ve en pista. Se acerca con la mascarilla y para que se le entienda mejor grita un poco. Es la alegría de su niño, pero rompe el ambiente de biblioteca. La mascarilla, la sordera o el desconocimiento hace que la voz grave resuene en el club decano del tenis almeriense. Y desde lejos se produce un siseo disimulado.
Es una nueva lección a los principiantes familiares. Cuando alguien se aproxima a una pista hablando alto se debe bajar el volumen para no distraer al pequeño nieto, que parece que no ha visto al abuelo. Y en el siguiente punto manda la bola a la red, es decir, sí lo ha visto. Es una prueba de la capacidad de transmitir emociones de familiares mayores en sus niños.
En esa línea de deportividad, tampoco es recomendable seguir al jugador en el intercambio de lado o hacer indicaciones técnicas. Un hecho curioso porque muchos de ellos no han visto un partido profesional nunca, pero la implicación llega a tal punto que transmiten una vida ligada al 'deporte blanco' y haber crecido en la 'Centre Court' de Wimbeldon.
A pesar de la intensidad y la emoción, al final siempre prevalece la deportividad y el choque de raquetas entre los rivales va seguido de un enhorabuena del padre o madre al niño contrario. Es la mejor escuela a la que han podido asistir durante cuatro fines de semana. Cuando salían de casa pensaban a ganar y a la vuelta no son conscientes que se llevan la mejor de las victorias, la enseñanza del respeto y la deportividad que transmite el tenis.
Los marcadores, el lado del saque o los cambios de pista son los deberes más complicados para benjamines y alevines de primer año. Si a eso le sumas igualdad y se debe decidir en ´tiebrak' el reto es mayor. El desempate tenístico, que fue inventado por el juez de silla James Van Alen en 1965, ha sido clave en las rondas finales.
Se vuelve ver la esencia, para lo bueno y lo malo. En esos instantes los nervios se pueden observar fuera de la pista, con las familias que acompañan al niño, y en la tierra batida, donde cualquier detalle cambia de rumbo el partido. Empieza la fortaleza mental para niños y adultos. Aguantar una bola más, evitar un error no forzado o no distraerse. Puede ser un abuelo que viene a ver el primer partido de su nieto.
Llega efusivo porque llega con retraso y lo ve en pista. Se acerca con la mascarilla y para que se le entienda mejor grita un poco. Es la alegría de su niño, pero rompe el ambiente de biblioteca. La mascarilla, la sordera o el desconocimiento hace que la voz grave resuene en el club decano del tenis almeriense. Y desde lejos se produce un siseo disimulado.
Es una nueva lección a los principiantes familiares. Cuando alguien se aproxima a una pista hablando alto se debe bajar el volumen para no distraer al pequeño nieto, que parece que no ha visto al abuelo. Y en el siguiente punto manda la bola a la red, es decir, sí lo ha visto. Es una prueba de la capacidad de transmitir emociones de familiares mayores en sus niños.
En esa línea de deportividad, tampoco es recomendable seguir al jugador en el intercambio de lado o hacer indicaciones técnicas. Un hecho curioso porque muchos de ellos no han visto un partido profesional nunca, pero la implicación llega a tal punto que transmiten una vida ligada al 'deporte blanco' y haber crecido en la 'Centre Court' de Wimbeldon.
A pesar de la intensidad y la emoción, al final siempre prevalece la deportividad y el choque de raquetas entre los rivales va seguido de un enhorabuena del padre o madre al niño contrario. Es la mejor escuela a la que han podido asistir durante cuatro fines de semana. Cuando salían de casa pensaban a ganar y a la vuelta no son conscientes que se llevan la mejor de las victorias, la enseñanza del respeto y la deportividad que transmite el tenis.
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