Desde que era un niño, a Jakob Ingebrigtsen le vaticinaban un futuro estelar en el atletismo. Su padre Gjert le llevaba al fisiólogo Left Inge Tjelta que le revelaba que la capacidad máxima de VO2 de su hijo era fuera de lo común, de un extraterrestre. Con sólo 20 años, este sobrehumano corredor es campeón olímpico de los 1.500 metros, en una carrera demoledora (3:28.32, récord olímpico y de Europa), lanzada a ritmo de meeting bueno por el keniano Cheruiyot, que en la recta final no pudo con el tempo del escandinavo (3:29.01). Bronce Kerr, con 3:29.05.
"Jakob es el mejor atleta de 1.500 de la historia de Europa, es superior", admitía un feliz Adel Mechaal, quinto con 3:30.77 (mejor marca personal) en una carrera que arrancó endiablada, con un pequeño alarde del joven Nacho Fontes (13º con 3:38.56). Después tomó el mando Cheruiyot, y no paró 56.14 en 400 y 1:51.76, en 800 y 2:19 los 1.000 metros. "Es que han corrido muy, muy rápido", repetía Mechaal, que veía en la distancia como el noruego reventaba el cronómetro y llegaba en la última recta a placer, incluso revisando el marcador por si llegaba Cheruiyot. No llegó, Jakob era el nuevo rey vikingo, récord de Noruega, de Sandnes, de Europa, de los Juegos...
Ingebrigtsen da aquí un golpe más en su carrera, en la que ya era doble campeón europeo (1.500 y 5.000), pero sufrió un duro revés en los Mundiales de Doha 2019, cuando quedó fuera de todo podio. Ahí se prometió que volvería y estas la nueva versión, con pendientes y algún tatuaje... y sobre todo mucho más veloz a los ritmos crucero. Intratable a altas velocidades y con un rush final mejorado.
La historia de Jakob Ingebrigtsen no sería entendible sin la de su extensa familia, de la que dos de sus hermanos, Henrik y Filip, son excelentes atletas. Están dirigidos por su padre Gjert, un señor sin conocimientos previos de atletismo que se puso a estudiar y contrastar todo tipo de datos y libros para convertir a sus hijos en los mejores del mundo. Por eso, cuando iban al colegio, antes de partir a clase, les hacía entrenarse con esquís de ruedas en el garaje de casa... En las noches frías de Sandnes, la ciudad petrolera donde viven, Jakob y sus hermanos entrenan cerca de un lago helado. Gjert le toma las muestras de lactato.
De Jakob, se llegó a decir que su carrera terminaría pronto, porque a los 16 años ya marcaba registros brutales, impropios de su edad. "Está sobreentrenado". Era el dicho común de los críticos, que este 7 de agosto de 2021 ven una respuesta brutal a sus palabras con un fenómeno único llamado Jakob Ingebrigtsen, que es el último oro olímpico europeo de 1.500 desde Fermín Cacho en Barcelona 1992.
Se entrena en el CAR de Sierra Nevada
Los hermanos Ingebrigtsen pasan largas temporadas en Saint Moritz (Suiza) y también en el CAR de Sierra Nevada, donde es habitual ver en Instagram a Jakob, poniendo al límite de velocidad la máquina. "Es un lugar especial", dice el atleta de 20 años, cuya vida es conocidísima en Noruega. No sólo por su nivel deportivo, sino porque la historia de su familia y el deporte se graba en modo reality y ya van cuatro temporadas de Team Ingebrigtsen, que se ve en la TV2 y también en Youtube.
En dicho show televisivo, Gjert y Tonne, los padres de la saga y, por tanto de Jakob, hablan sobre sus hijos, discuten con ellos, les aconsejan, viven sus penas y sus alegrías. Siempre viajando en tribu. Ahora tienen motivos para gritar de alegría en Sandnes, muy cerca de Stavanger, lugar de tránsito mundial de la industria petrolera. De allí es el equipo Viking y también un nuevo rey vikingo: Jakob Ingebrigtsen, la joya de la familia, al que se le pronosticaba un futuro fuera de lo común. Es el campeón olímpico de 1.500. Asombroso Ingebrigtsen.
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