Esta pasada madrugada ha fallecido en Almería uno de los árbitros del balonmano almeriense que ha dejado huella. Francisco Pizán Enrique nos ha dejado para siempre y con ello ha puesto de luto a todos aquellos que compartieron su simparía dentro y fuera de la pista. Tenía 66 años.
Pizán, como todo le conocían, fue hasta el último de sus días un hombre del deporte en general y del balonmano en especial, siendo uno de los grandes impulsores de las cenas fin de temporada del colectivo de árbitros almerienses.
Después de toda una vida dedicada al deporte como pasión, nos ha dejado Paco Pizán, justo cuando más ganas tenía de ver crecer a las nuevas generaciones de colegiados de nuestra provincia.
Época dorada
Los mejores momentos en la vida deportiva de Paco Pizán llegaron en la época dorada del balonmano almeriense cuando el Europa, Moreno Huertas y La Brigada, competían en la Segunda División y cada domingo había balonmano del bueno en el Pabellón Municipal, hoy Rafael Florido.
Formando pareja con los mejores del colegio provincial hizo una carrera muy buena en el mundillo arbitral y supo ganarse la confianza de jugadores y entrenadores por su talante dialogante en los partidos.
Sus árbitros
Siempre estuvo ligado al estamento arbitral y a los grandes que ha dado Almería compartiendo con ellos cada año una cena fin de curso donde se distinguían a los mejores en un ambiente que pocos como Pizán sabían crear.
Hoy son los compañeros de Pizán los que se preguntan como ha podido pasar siendo él tan alegre y estando siempre tan pendiente de los que estaban y de los que se fueron al mismo lugar que ahora ocupa nuestro árbitro.
Almeriense de alma
Estuvo ligado al balonmano almeriense como árbitro y Juez Único. La huella de Pizán va más allá del deporte ya que lo suyo fue hacer colección de amigos por la vida. No era fácil escapar a la simpatía y cercanía que te daba. Irrepetible siempre Pizán.
Hoy le estamos echando de menos entrando en la Redacción de LA VOZ DE ALMERÍA con las últimas noticias sobre la cena de los árbitros de Almería que solo la pandemia pudo cortar cuando más lanzada estaba.
Pizán siempre fue un niño del centro de Almería con su Cine Imperial, la Escuela de don Diego, la Iglesia de Los Franciscanos y hasta aquel Cine Norte para ver las películas del verano.
En el Tanatorio Portocarrero se encuentra rodeado de familiares y amigos a los que les cuesta hacerse a la idea de no volverlo a ver.
Descansa Paco.
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