Sus registros provocan vértigo, pero más todo lo que le queda por delante sabiendo todo lo que ya ha hecho: 23 años y nueve títulos, un triplete incluido. Un centímetro por encima de los dos metros, de central a receptor para ser letal, se llama Víctor Rodríguez, nacido en Palencia el 21 de septiembre de 1998. Llega procedente de Francia, del Grand Nancy Volley-Ball, en donde ha estado bajo las órdenes de Pépète, padre de Earvin N’Gapeth, siendo el máximo anotador de su equipo en no pocas ocasiones. Sus últimos partidos en España, con Teruel, los días 10 y 11 de abril de 2021. Su último rival, sí, Unicaja Costa de Almería. Al que ahora es su nuevo equipo le hizo 45 puntos durante ese fin de semana.
El club ahorrador se hace con los servicios de otro jugador top internacional quien, hasta ahora, ha sido un adversario admirado, temido y respetado. El sentimiento es mutuo, así reconocido por el palentino: “Esos partidos siempre se esperaban con ganas e ilusión por ser de muy alto nivel, en los que había títulos de por medio, o puntos importantes para la clasificación, y siempre sentía un gran respeto y admiración”. Ahora, cambia de lado de la red: “Unicaja Costa de Almería es uno de los mejores de España, ahora y siempre, por lo que fichar con este club y poder defender sus colores es un orgullo; siempre he tenido un gran respeto hacía él, y ahora será interesante vivirlo jugando desde dentro”.
Además, destaca que esta entidad tiene “un nombre por toda Europa” y se muestra muy agradecido por el interés: “El contacto con Almería siempre ha sido continuo, y este año tengo que agradecerles que pensaran en mí para defender sus colores”. Encima, vuelve a la Superliga cargado de motivación tras su estancia francesa: “Un año algo complicado al principio, nueva liga, nuevos compañeros, nuevos oponentes, otro idioma, otras formas de trabajar...”. Salió con valentía de su zona de confort para obligarse a crecer: “Acabé muy contento con la temporada y a un gran nivel, ayudando mucho al equipo; he podido aprender de otros entrenadores y compañeros, una bonita experiencia para repetir”.
Pero ahora toca regresar a una competición de la que nunca se ha separado del todo, ya que la ha seguido con interés, “estaba atento a los resultados de cada jornada, intentaba ver los partidos que no coincidían con los míos”, reconoce antes de confesarse “contento de volver a España y hacerlo con un gran equipo, formar parte de un gran proyecto, muy ilusionado y con ganas de empezar”. A ello ayuda que lo hace en un ‘contexto de rivalidad’ atractivo, “muchos equipos reforzaron muy bien sus plantillas y este año ocurre lo mismo, o incluso más, por lo que la liga será emocionante”, y tiene alicientes personales: “Nuevos retos para mí, como la primera vez en España con otro equipo que no sea Teruel”.
Lógicamente, “se me hará un poco raro”, textualmente, tras haber subido al cielo naranja y haber ayudado a una racha imponente del cuadro aragonés: “Los 5 años que he jugado en la Superliga defendí sus colores, club que me dio la oportunidad de jugar en la máxima categoría y me ayudó a formarme como jugador y persona”. Lo tradujo en logros de gran calibre: “Tuve suerte de formar parte durante de esa gran etapa que tuvo Teruel, en los que pudimos ganar nueve títulos”. Eso no le provoca presión, sino más motivación: “Uno siempre quiere ganar y la forma de lograrlo es trabajar día a día y partido a partido; ojalá pueda estrenar mi palmares de verde y dejar una pequeña huella en el club”.
La primera ocasión la tendrá pronto y la conoce muy bien: “La Supercopa es un plus de motivación por ser el primer título en juego, el primero que puedo conseguir de verde, e intentar seguir con esa racha que tengo de 5 en 5 finales jugadas”. Se unen las dos cosas, “estoy muy motivado e ilusionado por empezar esta nueva etapa y con muchas ganas de intentar hacer lo que esté en mi mano para que ese título se quede en Almería”. Para ello está bien arropado: “Creo que se está formado un gran equipo con muy buenos jugadores y un gran cuerpo técnico, sobretodo grandes personas con las que se pueda trabajar día a día y formar algo más que un equipo de vóley, una ‘familia’”.
Y es que “trabajar a gusto, con esfuerzo y con ilusión es el primer paso para poder hacer grandes cosas durante la temporada, y creo que este grupo puede conseguirlo”. Asume la complicación, “la liga será muy igualada y cada jornada será un nuevo reto”, pero va a por todas: “Daré lo máximo por defender al club e intentaré dar las máximas alegrías a la afición, que es la que siempre nos está apoyando y animando”. A ella se dirige para decir que, textualmente, “nos esforzaremos a diario para poder agradecerles todo el apoyo que nos trasmiten cada sábado en el pabellón y por redes sociales, daremos el máximo para empezar con buen pie ganando la Supercopa”. Víctor Rodríguez se ilusiona e ilusiona.
Nadie debe perderse “una de las temporadas con más nivel y más reñidas que he jugado en la Superliga”, asegura para pronunciar después su primer “¡vamos, verdes!”. Nacido y criado en la tierra que da sede a la Selección Permanente, viene ahora a otra tierra de voleibol en la que se sentirá como en casa no solo por el vínculo a este deporte. Comenzó en su etapa colegial tras ser animado por unos amigos que ya jugaban, y desde ahí para Víctor ha sido un no parar de retarse a si mismo. Lo llamó la selección de Castilla y León, a lo que siguió el ofrecimiento de Ricardo Maldonado. Teruel fue su puerta de entrada al profesionalismo, en Francia se ha fortalecido más y Unicaja Costa de Almería ya lo tiene en su lado de la red, lo cual es un ‘alivio’ tras haberlo ‘sufrido’ enfrente durante un lustro.
El ‘hombre-título’ se une a Chema Giménez, y ambos a Juanmi González y Asensio para un póker de receptores netamente nacional. El proyecto 2022/2023 enseña potencial.
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