Se apagó su voz para siempre. Hace unas horas su hijo Sergio llamaba para darnos la noticia. Ha muerto Juan Domínguez. El maestro de la radio nos ha dejado a los 68 años. Con Juan he compartido tantas cosas que hasta su hijo Sergio lo considero como mío.
Cuesta mucho escribir de una persona con la que tantas cosas tienes en común. Nunca fuimos amigos ni colegas de radio. Lo nuestro era algo más y lo último que me pidió lo hice a medias: "Tony perdona a mi Sergio que él te quiere mucho". Esa fue su última petición y le contesté aquello de: "Está 'castigao' para que aprenda pero no voy a su boda". Todo lo que le pedía me lo hacía y viceversa. Nunca entendía cómo su hijo se venía conmigo a la cabina de Radio Nacional o de la Cadena SER y evitaba la de la COPE.
Familia
Sergio y yo siempre nos reíamos mucho y ha sido, será, mi hijo siempre. Mi familia lo sabe. Le ayudé y lo seguiré haciendo por petición de Juan Domínguez y porque me sale del alma. Aquí tienes a tu padre Sergio: lo que necesites.
Me cuesta escribir, se me saltan las lágrimas. Lo veo en la vespa a todo trapo. Llegando a la Redacción de LA VOZ para preguntarme por un tema determinado. En Catalana Occidente, en los Juegos Mediterráneos, en la COPE y presentando mil galas y cierres de temporada. Enorme Juan Domínguez.
El locutor
A Juan Domínguez lo conocí por la radio cuando estudiaba y ponía aquel 'Servicio Público de Almacenes La Llave' era un portento y enganchaba dos programas seguidos. Con Álvaro Cruz de escudero entre las matemáticas y la electrónica estaba Juan Domínguez en mi radio de pilas gordas de la cocina porque en casa de mis padres no había más espacio y la mesa de la cocina era 'apañá'.
Nos presentó Pepe Pardo cuando me iniciaba en Radio Juventud. Juan Domínguez ya era una estrella de la radio y lo venía en una vespa blanca. Como valía para todo fue el relevo de Pardo en Deportes y no dudó en llamarme para que le echara una mano. Yo tenía el programa antes que él y lo escuchaba por si se le escapaba algo. Se hizo con el Deporte y nunca fuimos rivales. Le ayudé mucho y hasta le di teléfonos, algo que no hacía con nadie.
Muchos igual no saben lo que trabajó Juan para sacar adelante a su familia. Un currante nato y hacía la presentación que le salía y hasta doblaba los sábados y domingo para conseguir un ingreso adicional. Su voz era rotunda y se lo rifaban los ayuntamientos de la provincia. Juan empezaba siempre con un "señoras, señores...". Vaya sorpresa se habrán llevado Moncada y Tonda a verlo llegar al Cielo. Perdona Juan, son mis chascarrillos que salen hasta en los obituarios. Tranquilo que esto no es un obituario, Juan.
La persona
Juan Domínguez nunca ha escondido su ego. Lo tenía y del bueno. Me ponía a escuchar sus programas de Deportes y los íbamos puliendo. Cuando lo hacía bien vibraba y si le regañaba me decía: "Tonyyyyyyy me hundes". Juan el de los seguros por la mañana y la radio por la tarde vivía sacrificado por los suyos pero la radio le llenaba todo. Le gustaba ir a la Plaza y comprar lo mejor para su familia.
Tenía sus miedos, como todos, pero iba de cara y a pecho descubierto. Sus hijos eran su gran preocupación y uno de ellos me tocó a mí. Me contaba cosas de Sergio que a nadie le dijo y fue un alivio para él que conectara conmigo. Sabe Juan que yo no quería fichar a Sergio para la Cadena SER por un motivo: "Sí, para que te cuente las noticias y te las filtre", le decía yo. Y me contestaba: "Te juro por Dios que no te preguntará". Al final Chema convenció a Modesto Rubio y lo fichamos. Lo llamé y le dije: "A tu niño lo fundo, Juan", y nos partimos de risa.
Juan me quería más por lo que yo quería -quiero- a su Sergio y sabe que lo puse a radiar en Segunda División con 19 años. Menuda tranquilidad tenía Juan con su hijo en la Cadena SER. Así miles de llamadas pero me falto la última. Y tu 'callao' en el Cielo que no me quiero perder lo que anuncia la UD Almería.
Nosotros nunca nos paramos a pensar si éramos amigos, compañeros, colegas... o quizás hermanos. Lo nuestro era siempre un denominador común: hablar de la Radio y de Sergio. Siempre tan preocupado por su locutor y "sus prontos" que conociéndolos pasan inadvertidos. Padre 24 horas.
Su huella
El legado de Juan Domínguez es inalcanzable porque iba haciendo amigos y es verdad aquello de: "Me paran por la calle y me preguntan que...", cuando íbamos por el Paseo hacíamos más paradas que Moncada y es que todo el mundo lo quería. Y a él ese cariño del oyente le daba la vida. Le gustaba que lo pararan, que lo conocieran y que le aplaudieran sus capacidades. Yo le decía que "te come el ego a 'bocao limpio' y al final reparábamos diciendo: "Lo da la profesión".
"Señoras, señores..." se ha apagado la voz de Juan Domínguez. Locutores vendrán otros pero como Juan Domínguez ya no quedan. Él era Maestro como yo soy Maestro Industrial en Electrónica pero la radio es nuestra vida y la amamos de forma infinita.
He empezado a escribir llorando y ahora estoy más tranquilo porque acabo de dejar para siempre en LA VOZ DE ALMERÍA lo que me sale del alma. Seguro que Juan Domínguez tiene más y mejores amigos que yo pero yo solo tenía un Juan Domínguez y me toca quedarme solo como padre de Sergio.
Qué solos nos estamos quedando Juan. Maldita soledad sin personas como tú.
¿Qué es la Radio? La Radio es Juan Domínguez y otros más.
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