Al Cielo con el Rey del Deporte

Nunca le permití que me llamara Jefe porque el que mandaba en deportes era Ambrosio Sánchez Amador. Este año cumplo 40 en la radio y recuerdo que cuando aterrizaba en este mundo me presentaron a Ambrosio ("qué nombre más raro"), le dije a José Miguel Fernández y hasta el día de hoy tan cerca y tan lejos.

No quiero cantar su obra infinita con el deporte base y me quedo con la bolsa de almendricas que me dejaba en el segundo cajón. Porque Ambrosio era el más feliz del mundo logrando sacarnos una sonrisa a todos. Le veo, le noto justo enfrente al encender su ordenador y exclamar "ya has puesto la cafetera, Ambrosio", y salir con una sonrisa al grito de: "Mañana quiero página, Jefe".

Mira que te dieron placas en tu carrera y Escudos de Oro pero no se podía esperar que en los primeros Premios del Deporte de LA VOZ DE ALMERÍA le hiciéramos un homenaje 'de oferta' sencillo y cariñoso al estilo de mi Barrio de Los Ángeles.

Siempre pendiente de Antoñita y siempre con la misma cantinela: "Ambrosio, que Antoñita nos va a enterrar a todos" y respondías: "Angelico mi niña", siempre pendiente de los tuyos, de todos.

Hablando en plata

Ambrosio Sánchez no hay otro y si nos ponemos a definirlo me falta espacio en el gestor de la web pero su lado humano lo tapaba todo y cuando ibas a chincharle y le decías que: "Rafa te está poniendo como un guiñapo porque pides muchas páginas", por su boca solo salía una sonrisa. Mira que somos malos en esta vida y mentimos a toda pastilla pero Ambrosio no era así.

Cuando llegaba a repartir las meriendas su Antonia y yo teníamos bolsa al margen y para chincharlo le decía "Ambrosio no seas pelotas que le das más a Antonia que a mí" y sin mediar palabra me ponía un puñado en la mano.

Me ha enseñado muchas cosas a lo largo de nuestras vidas en LA VOZ pero me quedo con esa cualidad que le vino de serie, solo de Ambrosio. Un no hablar mal de nadie que me gustaría heredar pero no le llego a la suela del zapato. Empiezo hoy.

Alicia Mallol

Un día durante una 'Ambrosiada' (fiesta de cumpleaños y su día), se nos quedó en las manos. Yo venía de acabar SER Deportivos y me lo encuentro en el suelo en mitad de la redacción de LA VOZ. Llamé a Evaristo y lo levantamos como pudimos. No reaccionaba y empecé a darle 'galletas' y nada. Vino Alicia y aunque nunca hemos hablado de esto nos miramos.

Alicia estaba atacada y a mí me dio por darle dos hostias como las que le dieron a Cristo y salió andando. Pedía con todas mis fuerzas que le despertara y lo logramos, No fueron las hostias era Dios que estaba con él. Me alegraba verlo de nuevo sonreír y con sus bromas mientras llegaba la ambulancia.

Escudo de oro

Ese había podido ser el día de Ambrosio porque estábamos todos allí. Nadie lo quiere más que otro y lo pudo comprobar porque desde el presidente de la Diputación al de petanca todos fuimos iguales ante Dios y ante Ambrosio. Allí nos vimos compañeros de todos los medios con el que nos había unido dando abrazos.

El rey de las placas y de los escudos de oro se ha marchado para siempre y lo noto aquí a mi lado. Tiene que haber otra vida porque quiero seguir comiendo almendricas de Ambrosio y prometo darle páginas sin que tenga que llamar a Antonia de 'extranjis' y "me puenteas vivo, Ambrosio", le decía y tan felices los dos.

Se ha marchado en un día donde su Almería ha empatado y todos hemos perdido porque Ambrosio forma parte de nuestras vidas y se ha marchado regalando lo mejor; su vida para todos.

Me he acordado de que hiciste la Mili con Guillermo Blanes y por eso sé que tienes 77 años, dos más que Guillermo. Mira que ha luchado y lo sigue haciendo para salir adelante. Bendita generación de luchadores.

Perdóname si no te he querido más pero en esta profesión no hay tiempo para nada.

Ni se te ocurra contarle un chiste a San Pedro que no te dejará entrar.

Un beso jefe. Aquí manda Ambrosio.