La caravana rojiblanca, de fiesta total en El Madrigal

Con ganas de fiesta. Así se levantaban los afortunados seguidores del Almería que consiguieron su entrada para ir a Villarreal. Con su ticket para no perderse, cada uno iba montándose en su autocar rumbo al ascenso. Por 25 euros (entrada+viaje), 2.300 almerienses estuvieron a la parte más alta de El Madrigal para ver la finalísima ante los amarillos. La zona habilitada para la afición visitante se llenó por completo de sentimiento rojiblanco, porque Almería podía tocar de nuevo la Primera División después de descender en Getafe en la cuarta campaña en la élite del balompié español.
No cabía un alfiler en los autocares de Ramón del Pino. La organización fue la ideal a la hora de hacer paradas para desayunar. Unos lo hicieron en Puerto Lumbreras, otros en Murcia, Fuente La Higuera... la ilusión era tal que desde la salida no se paraba de cantar. Gaspar, que viajó en el 13, hizo un reportaje de todo el desplazamiento con su cámara de vídeo, mientras que Javi, Dani y Jesús, de Vícar, se encontraron con dos megáfonos y no paraban de sonar durante el trayecto. La música de Manolo Escobar hizo levantar a los viajeros de sus asientos, que se lo pasaron en grande.
En Villarreal el ambiente era de partido importantísimo para los amarillos, ya que por presupuesto e historia necesitaba el ascenso a Primera División. Más de una década entre los mejores acabó con el descenso la campaña pasada.
“El año que viene nos vemos en Madrid”, o “Sí se puede”, no faltaron durante la marcha. Los futbolistas recibieron todo el cariño de su hinchada en El Madrigal antes, durante y después del partido. De regreso a Almería las fuerzas iban decayendo pero el sentimiento hacia el equipo no.
Familias enteras, grupos de amigos, y niños con apenas dos años no se perdieron la fiesta del fútbol en Villarreal. Almería demostró ser de Primera con una plantilla que consiguió llegar con vida hasta la última jornada. La caravana rojiblanca fue a disfrutar por todo lo alto.