El Palacio abre puertas al cielo por los amigos de Félix Crespo

élix Crespo por encima de todo era un niño feliz. Vino al mundo en una casa futbolera y por sus venas corría sangre deportiva. En su maletero la bolsa de deporte repleta y el móvil operativo por si le llamaban para jugar. Sus padres y sus hermanos le adoraban. Su viuda, Rocío, sigue derramando lágrimas y sus amigos siguen esperando su llegada.
Buena persona por encima de todo y un gran deportista. Su padre es el principal culpable de que fuera así ya que desde niño le inculcó los valores de la humildad, nobleza, deportividad y señorío dentro y fuera del campo. No daba problemas y sí muchas alegrías a los que compartían con él vestuario. Todos querían ser como Félix pero su listón era tan alto que el cielo le reclamó.
Recientemente se ha cumplido un año de su fallecimiento. Todos sus amigos y familiares le siguen recordando con gran cariño y es por eso que organizan este torneo de fútbol sala en su honor.
Son dieciséis los equipos inscritos que jugarán una fase clasificatoria de 3 de la tarde a 3 de la madrugada para disputar los ocho mejores la fase final mañana sábado de diez a tres de la tarde.
Todos los partidos se celebrarán en el Palacio de los Juegos del Mediterráneo, cedido por el Ayuntamiento de Almería, y con acceso libre a todo el público, colaboran además Deportes Blanes y el Colegio de árbitros de Almería. Organiza la Asociación Deportiva y Cultural de Trabajadores Penitenciarios “Virgen de la Merced”.
Como colofón se celebrará mañana una cena homenaje en los salones del Hotel Torreluz. Durante la misma se hará la entrega de trofeos a los equipos y jugadores destacados. Nadie se lo quiere perder porque, Félix Crespo, está con ellos, repartido por sus corazones.
El tiempo no borra su huella. Pasan los días y sigue estando presente entre sus compañeros de trabajo y sus futbolistas del alma. Fue muy difícil asimilar su marcha. Su corazón se paró pero late en otros corazones que se resisten a olvidar. Félix era un líder que jamás ejerciá de ello. Un deportista ejemplar que no se ponía medallas y, lo más importante, una buena persona.
Era la alegría de vivir. La solución al problema. El hijo soñado, el marido, el amigo. Él era tantas cosas que faltaría espacio para exponer su grandeza.