El presidente del Almería, Alfonso García, tiene un dilema encima de la mesa. La situación deportiva del equipo no es la esperada y se encuentra en la octava jornada con dos caminos a tomar que llevan a diferentes puntos. Lo fácil a estas alturas de la temporada es ser el primero en cambiar de entrenador, fichar a otro, reforzar al equipo y ¿Se salvaría la Primera?. Esta opción solo te garantiza de cuatro a cinco millones de euros adicionales de gasto.
La opción más natural sería mantener lo que hay, asumir que el equipo es como un filial que va de menos a más y confiar en Francisco y en su actual plantilla. Esto no le asegura seguir en la élite pero le salvará el presupuesto, le revalorizará su inversión en lo deportivo y tendrá un entrenador más experimentado para el nuevo curso.
Alfonso García quiere cuadrar el Almería y sabe que no toda la culpa la tiene su entrenador. Se apostó por un modelo y se puede acabar con él. Se le dieron galones a un entrenador y cada jornada aprende como una esponja cada lección. Se ficharon a unos futbolistas y estos van a más pese a los resultados.
Pero existe la opción de fichar al entrenador salvador, ese que te dice que todo va a cambiar y termina pidiendo en Navidad lo que el Almería no puede pagar. La Liga española está llena de salvadores. Si la opción es Gregorio Manzano que nadie se olvide de la economía y de la garantía de éxito con la que llegan esos técnicos especialistas en el más difícil todavía.
A veces el mayor de los aciertos es aceptar el error. Es de sabios el rectificar. No es del fútbol asumir los errores propios.
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