La taquilla para Quique Pina y los 3 puntos y la fiesta para Alfonso term so

Al Almería le gustan los milagros. Que lo cojan del cuello y que casi le asfixien. Que cuanto más difícil sea el reto, más se motivan los futbolistas. En Granada solo valía la victoria, que le permitiera salvarse matemática o virtualmente. Fue lo segundo, ya que el Osasuna puntuó en Cornellá-El Prat.
Tres victorias consecutivas en el último tramo de la temporada hacen que el equipo vea muy cerca el cielo. Han sido 37 jornada luchando en el infierno, pero el fútbol suele premiar a los fieles, a los que no decaen, a los que se levantan cuando más golpes le asestan. Ese es el Almería.
Los Cármenes se llenó, pero en el quesito de la afición almeriense se encontraba un hincha inesperado, Alfonso García, que junto a Ricardo Martínez, Luis Guillén y Juanjo Alonso, concejal de Deportes, botaron y gritaron como uno más con el resto de la afición. Fue un triunfo justo, fraguado en el minuto 18 con un penalti sobre Verza, que él mismo materializó. En toda la primera mitad, un disparo lejano de Fran Rico fue lo máximo que hizo el Granada, agobiado por la necesidad de ganar para no pelear en la última jornada por no descender.

Serenidad Se notaba que el Almería tenía el punto de pausa necesario que te da el haber estado todo el año en la cola de la clasificación. Antes, y después del gol, el Granada se estrellaba en el buen sistema defensivo rojiblanco. Buena colocación, coberturas y garra sirvieron para desesperar al contrario.
Avanzaba la segunda mitad con 0-1, y el Almería iba encontrando más espacios. El héroe de la jornada anterior, Ramón Azeez, se fabricó un penalti que dinamitaba Los Cármenes y hacía enloquecer a los rojiblancos. Aleix Vidal se encargo de sentenciar en el minuto 82. Entonces, con el 0-2, llegó el momento de los transistores. Pendientes del Betis, Osasuna, Getafe... La plantilla celebró la victoria creyendo que la permanencia era matemática, pero Osasuna le puede dar caza el próximo domingo.

Celebración Alfonso García se quedó para aplaudir al equipo desde la tribuna de la afición visitante. Los futbolistas empezaron a preguntar a la prensa si la salvación era matemática. La confusión fue tal que Soriano tuvo que decirle a Verza que aún había opciones de mantener la categoría. Aún así, tal y como está el Almería, parece casi imposible que pierda la Primera División.
El Almería dependía de sí mismo y no especuló. Supo jugar con los nervios del Granada, y dio dos golpes cuando el partido lo requería, ambos desde el punto de penalti. El domingo, el Mediterráneo quiere celebrar por todo lo alto que su equipo es de 1ª. El empate y la victoria valen. Y la derrota, si no es por mucha diferencia de goles, también sería suficiente.