Pasaron volando los 76 años de la vida de Carlos Ruiz Miras. Un hombre del fútbol que no tenía otros sueños que ayudar a sus jugadores y quitarlos de todo lo malo. Empezó en el Plus Ultra al que dio vida y terminó en el Almería de Primera División donde competían niños de su club de toda la vida. Ayer en su Iglesia del Barrio Alto era despedido como a él no le gustaba, entre aplausos y lágrimas de una ínfima parte de aquellos a los que ayudó. No habría Iglesia en Almería para dar cabida a todos los jugadores que formó Carlos Ruiz Miras.
Hasta el último de sus días lo pasó visitando amigos enfermos y dando el último adiós a esos niños que se fueron antes que él. Carlos sufría y no entendía de las leyes de la vida y de la muerte. Lo fue todo en el Plus Ultra y en el Almería de antes delegado en Regional y en Primera.
La vida no le dio hijos pero no hubo futbolista que no le tuviera como padre. Sus futbolistas no encuentran consuelo si su padre de siempre.
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