El triunfo de un modesto que asumió su condición de tal

Ocurre que cuando en la vida cotidiana una persona, familia o entidad, lleva un tren de vida por encima de lo que le corresponde al final suele pagarlo. Las ganas, como el valor en la desaparecida mili, es algo que se ha dado por supuesto en todos los jugadores del Almería y que éstos vienen poniendo de manifiesto desde el comienzo del curso. La sangre verde es vital, pero precisa algún ingrediente más para tener una pócima ganadora, necesita estar debidamente aprovechada. Es en esta faceta en la que la labor de un técnico es determinante. El pasado viernes se producía el debut de Juan Ignacio Martínez en la Liga. El técnico alicantino dejó claro que su primera misión era dotar al equipo de la solidez defensiva necesaria para competir en la Liga BBVA. A las primeras de cambio, con apenas una semana de trabajo, lo ha conseguido. El Almería que ganó al Celta lo hizo desde la humildad y la modestia. La humildad de un equipo que asumió su modestia y jugó como tal, nunca por encima de sus posibilidades. Afrontó el encuentro asumiendo su condición de menos pudiente y trató de poner al servicio de la causa las armas en las que no era inferior al rival: la lucha, el compromiso, la disciplina táctica y la solidaridad. Naturalmente que el Celta tuvo más posesión de balón, que lanzó hasta en 17 ocasiones de esquina y que llegó muchas más veces a nuestra área que los nuestros a la suya, era lo previsto y lo natural. El gran mérito del equipo de JIM fue minorizar riesgos, anular voluntades ofensivas del rival y hacer que los lanzamientos a puerta de los locales se pudieran contar con los dedos de una mano, y sobran dedos. Fue valiente Juan Ignacio Martínez cuando defendió la competencia de su plantilla en su presentación porque eso aumenta su responsabilidad, pero ciertamente que sus jugadores han mostrado una competencia y una inteligencia futbolística por encima de lo normal. En menos de dos semanas han sido capaces de asimilar de forma sucesiva el estilo de juego de Francisco, el de Rivera y el de JIM, de tal modo que la personalidades de los 3 técnicos se vieran reflejadas en las actuaciones del colectivo. Llegamos a la Navidad con el objetivo cubierto y con mis más sinceros deseos de Felicidad y Prosperidad.