Deulofeu y Gameiro acorralan un poco más a Caparrós

Lass, en el 93 y en su debut, hizo un gol que da mínimas opciones a un Granada agonizante

Agencias
01:00 • 09 ene. 2015

Agoniza en el banquillo del Granada Caparrós, técnico acostumbrado a equipos de otro corte y superado por este grupo de aluvión. Un vestuario lleno de jugadores anónimos difícil de coser y que necesita cirugía urgente. Una caseta que es un polvorín y a la que Quique Pina bajó para intentar reponer un orden que parece imposible en esa Torre de Babel. Titular o suplente (debutó Lass con un golazo que da mínimas opciones a los rojiblancos), es un equipo demasiado heterogéneo y con un serio problema en sus delanteros, que han hecho diez goles en toda la Liga. Sin capacidad de respuesta. Con un futuro a corto plazo inquietante.

Así, un poquito de Sevilla fue suficiente para dejar la eliminatoria casi lista. De no haber vuelco inesperado en Nervión, los de Emery pusieron un pie en cuartos de final donde asoma, con permiso del Espanyol, una revancha eléctrica contra el Valencia.

Bien puesto y con algo más de alegría e intención que en anteriores días, dos suplentes de oro se reivindicaron en Los Cármenes. Con Bacca a la baja, Gameiro apareció en los dos goles, feliz como es a campo abierto en partidos como espacios. Pero quien rompió las costuras del partido fue Deulofeu, uno de los grandes misterios de la temporada. Con sólo 30 minutos acumulados en los últimos cinco partidos oficiales, apareció en Los Cármenes y volvió a ser decisivo. En el minuto 4 estrelló un balón al palón después de un buen desmarque al espacio. Y la media hora inició una cabalgada imponente con pase medido a Gameiro. Acompañó la jugada y aprovechó el rebote del palo para marcar el 0-1. Deulofeu es un jugador de un corte especial. En ocasiones va a lo suyo, pero es un factor de desequilibrio indiscutible. Sus peculiaridades deben tener más que ver con el consumo interno del vestuario y las pizarras de los técnicos. Emery aún explora su esencia.

El 0-1 de Deulofeu sacó lo peor del Granada, incapaz. Y de la afición, que esperaba ilusionada el proyecto Caparrós y ahora se vuelve contra él. Detecta un equipo sin brújula, absolutamente resignado a su suerte. Y es conocedora de las rencillas del vestuario. Se pasó la segunda parte pitando a Caparrós mientras los sevillistas le mostraban su cariño al utrerano…

Muy seguro, más que en los últimos partidos, el Sevilla, que acabó con la mala noticia de la lesión de Pareja, pudo hacer sangre. Aspas, otro que pide minutos a gritos, falló tres goles cantados que no hicieron justicia a su buen trabajo. Se movió con destreza y demostró buena forma, pero quien marcó al final fue el Granada. Lass, su gol en el minuto 93, fue la única buena noticia en un club que no puede esconder que vive en un terremoto de escala alta y preso del finiquito de su entrenador.







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