¡"Cómo brillan!”, exclama un aficionado mexicano. “¡Qué relucientes!”, proclama un niño colombiano dibujando una amplia sonrisa. El chaval, junto con sus padres, conforma un grupo de visitantes que están realizando el Tour del Bernabéu (cuyos precios varían de los 19 euros por adulto a los 13 de infantiles). Todos se encuentran, totalmente fascinados, en la sala Mejor Club de la Historia, el lugar donde se reúnen las 10 Copas de Europa, un hito del que ningún otro club puede presumir.
El Bernabéu es en estos días de vacaciones un hervidero de aficionados de todo el mundo, que peregrinan por las salas del Mejor Club del Siglo XX (este trofeo, recibido de manos de Blatter en el año 2000) es de los más fotografiados. El Museo del Madrid es ya un lugar de peregrinaje. Sólo está superado en número de visitantes por El Prado y el Reina Sofía. En 2014 superó el millón de visitas, siendo un 52,5% turistas extranjeros, de los cuales un 15% son italianos: “Es bellíssimo, muy bien organizado y emocionante. No somos del Madrid, pero le respetamos al máximo”, dicen tres visitantes de Bolonia.
Yali, un joven seguidor israelí del Maccabi, explica que su jugador favorito es Bale: “Es muy rápido y marca goles”. Su madre comenta que, aprovechando el partido de Euroliga del pasado viernes, han decidido visitar el estadio “por su historia y su leyenda. Somos del Maccabi, pero en fútbol nos gusta el Madrid”. La misma respuesta ofrecen seguidores ingleses (“Nos parece muy interesante conocer la historia de este gran club”), escoceses (“Es nuestra primera visita y es fabuloso”), brasileños (“Hemos traído a mi hijo que viene a participar en un torneo en Barcelona, pero nos apetecía mucho conocerlo”), colombianos (“El ambiente es superchévere”), asiáticos (unos aficionados iraníes lo subrayan: “Es impresionante...”). Otra manera de entender la universalidad del Real Madrid.
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