¡Gracias papá por llevarme al Estadio!

Yo era socio del Almería antes de cumplir la mayoría de edad. Mi padre me llevaba al Estadio de La Falange a escuchar marchas militares antes de ver salir a los jugadores por el foso tras la portería. Luego yo hice socio y accionista a mi hijo. Mi mujer es abonada. Mi suegro no se pierde un partido...

Ellos no van al fútbol, como antes yo, por un fichaje determinado. Ellos nunca pidieron, ni piden, rebaja en el abono. Ellos se enfadaban con las promociones 2x1 porque no crean afición y enfadan al fiel seguidor.

Cada año, desde joven, recortaba gastos para tener mis 20.000 o 30.000 pesetas para el abono. No me acuerdo de la cantidad pero era escuchar por la radio o leer en LA VOZ que se abría la campaña y estaba de los primeros.

Yo también vi subir y bajar al equipo. Nosotros los socios de la A. D. Almería, lejos de tener rebajas, pagábamos un suplemento por ascensos y días del club. Y nos enfadábamos y poníamos al presidente a caer de un burro pero: sentados en la grada en el duro cemento. Primero pagar y luego criticar.

Nunca he dicho que en Almería no hay afición. Para mí de las mejores y más educadas de España. No seré yo quien cuestione una determinada promoción de captación de abonados: ya son SAD y están en su derecho.

Lo que si cuestionaré y es la raíz del gran problema de nuestra afición es el sentimiento. No lo tenemos porque lo perdíamos cada década con el nacimiento o la muerte de un nuevo club. Pasamos por la guerra de los dos Almerías y siendo centenarios en fútbol nuestro club data de 2001. Perdimos tantas cosas que...

Nuestros padres nos enseñaron desde niños que los Almería nacen y mueren. Vimos tantos que...

Pero ahora hay estabilidad en el club. Con sus errores y sus virtudes se paga y se cumple. La cifra de abonados irá aumentando en la medida que vayan creciendo aquellos niños del ascenso de Emery. El que va al Estadio y siente los colores se quedará para siempre.

No debemos envidiar a ninguna afición de España.

Vamos a amar lo nuestro que como Almería no hay nada.

Y les invito a que sientan como yo esas ganas locas de llevar a mi nieto al Estadio para que vea al Almería. Y contarles esas historias que mi padre me enseñaba a 40 grados al sol de la Grada de Preferencia junto al Colegio Menor Alejandro Salazar.

Porque yo cuando deje de informar me sacaré el abono del Almería y volveré a sentir esa pasión rojiblanca que se transmite de padres a hijos.

¡Gracias papá por llevarme al Estadio!

PD: Qué bonita tu foto de la lápida en la grada con tu cigarrillo en la mano viendo al Almería. Vaya sitio chulo que te tocó en el cementerio mirando al Estadio Juan Rojas.




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