El presidente del Athletic, Josu Urrutia, mostró en una comparecencia reciente su preocupación por los socios que se mojan en el flamante San Mamés cuando llueve, y esgrimió la posibilidad de acometer reformas de “envergadura” en el futuro como “alargar la cubierta” o cerrar por completo el campo. Cada vez que hay precipitaciones, especialmente cuando azota el viento que procede del Cantábrico, la grada sur se ve envuelta en preocupantes inundaciones y los socios ubicados hasta la fila doce, aproximadamente, se calan. Las cuotas de algunos de ellos han subido de forma considerable y hasta se han creado plataformas para luchar contra semejante incordio. La solución de ir mirando asiento por asiento la incidencia y abaratar el carnet a los más afectados no satisface.
Apuntó Urrutia, de todos modos, que se trataría de proyectos de un gran nivel económico. Al final el estadio requirió una inversión inferior a lo previsto inicialmente, así que es factible emprender las obras por parte de los socios propietarios del estadio (todos englobados bajo la sociedad San Mamés Barria). Hay dos opciones: prolongar la actual cubierta o, más sencillo, lanzar unos pilares exteriores que sujeten una nueva retráctil, a imagen de la que anunció el Madrid tiempo atrás.
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