A por 30 años disfrutando a pide de calle del deporte

Las ediciones de los años noventa fueron el revulsivo que pretendía Roquetas para la ciudad

Las Cien Horas de los años 90 fueron la explosión definitiva.
Las Cien Horas de los años 90 fueron la explosión definitiva.
Tony Fernández
01:00 • 19 jul. 2015

Cuando José Juan Rubí tomó el mando de las operaciones en el área de deportes del Ayuntamiento de Roquetas dio gas al invento. Conocía bien las Cien Horas y multiplicó modalidades deportivas y generó actividades adicionales para todos aquellos que iban a aplaudir a los deportistas. En el entorno del Campo de Los Bajos se congregaban deportistas y ciudadanos que se daban la mano haciendo de Roquetas una fiesta del deporte y el ocio.
Con Rubí jugaban los equipos de Cruz Roja y Protección Civil. Quiso que nadie se quedara en casa y se vivieron ediciones impresionantes con presencia de los mejores deportistas aplaudidos por sus familiares que eran parte activa del gran evento.
Ir a Roquetas era ver como un municipio destilaba deporte y aquellas primeras Cien Horas parecían tan recientes como lejanas en el tiempo ya que aparecían nuevas modalidades y se iba incrementando la infraestructura deportiva con la llegada de las mejores instalaciones.

Explosión total




El área de deportes no paraba las 24 horas del día. Rubí iba de instalación en instalación controlando todo y lo mismo se encargaba de poner una medalla que de reparar la red de una portería. Fueron días frenéticos donde todos estaban para ayudar y consolidar una idea de deporte que hoy es imitada por otros.
Nadie podía imaginar las cifras que se iban registrando en las Cien Horas. Fueron apareciendo deportistas de todos los rincones de España y la vida de Roquetas se veía en plena calle con alegría y participación. Todos salieron ganado en aquella década de los noventa porque gracias a este evento deportivo muchos deportistas comenzaron carreras brillantes y otros que no hacían deporte se engancharon hasta nuestros días. El concejal que no dejaba nada al azar vio claro lo que pedían sus roqueteros.
Fueron llegando las nuevas instalaciones y se pasó del Campo de Los Bajos con sus pistas polideportivas y la playa a recintos cerrados y climatizados. Luego llegaría el Antonio Peroles, los campos de Aguadulce, Las Marinas, Las Salinas, las salas deportivas y las piscinas climatizadas. Una explosión total.
Los que han participado en las Cien Horas del Deportes suelen volver, comentar, y repetir para hacer cada día más grande el evento.










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