Marcelo da luz al Madrid

Su gol le dio al Madrid su Trofeo Bernabéu número 25 en un partido flojo de los blancos

El Real Madrid de Benitez no estuvo brillante.
El Real Madrid de Benitez no estuvo brillante.
AS
01:00 • 19 ago. 2015

El Trofeo Bernabéu se queda en Madrid por un cabezazo de Nacho y, sobre todo, por una genialidad de Marcelo. Dos defensas salieron al rescate en la presentación de Rafa Benítez, calmando las aguas de lo que pudo ser un mal trago por el atrevimiento del Galatasaray, empeñado en dar un disgusto a la afición madridista con Sneijder al mando. El lateral brasileño encendió la luz para compensar la falta de puntería de los Cristiano, Bale y compañía, que empieza a ser alarmante.




En resumen, lo que dejó el Madrid fue un puñado de buenas intenciones, todas metidas en una coctelera sin orden. Desde el arranque mostró dinamismo y actitud, animando la noche. Sin embargo, el núcleo duro del juego desprendía cierto desorden en el que hurgó el Galatasaray con astucia, apoyado en un inteligente Sneijder y en un zurdito, Colak, que tocaba la pelota con música.




Así se diluyó el ímpetu inicial del Madrid, muy efectista por la electricidad de Cristiano, de Jesé y también de Bale, pero de escaso cuajo. O al menos de insuficiente poso como para pisar con absoluta autoridad. Brotaban demasiadas dudas en ese juego ofensivo ‘liberado de posiciones’ que ha inventado Benítez, en el que todos juegan de todo. El equipo turco avisó que estaba muy por la labor de entrar en batalla con varios zapatazos de Podolski ¡qué peligro el suyo! y por fortuna para el Madrid la respuesta inmediata fue un cabezazo a la red de Nacho en un córner, en despiste global del Galata.




Con viento a favor asomó Isco para mandar donde Bale no mandaba. Jesé apretó un poco más y mejoró el empeño del Madrid. Un dominio temporal que abortó Umut Bulut fallando en la misma raya de gol con Keylor vencido.




La sensación de inestabilidad madridista no se solucionó en el descanso. El Galatasaray se empeñó en dar a Sneijder su minuto de gloria y lo consiguió. Titubeó la zaga, con Ramos probablemente distraído por las emociones recientes, y el holandés la clavó en la red. No sorprendió el empate porque al Madrid se le veía verde, muy verde.




Benítez comenzó a redecorar el once con James, Casemiro y Lucas Vázquez. Sacó del campo a Jesé y situó a Cristiano en punta, allí donde tarde o temprano le va a tocar jugar siempre. El Galatasaray también inició la noria de sustituciones, entre ellas la de un Sneijder que se marchó con el aplauso del Bernabéu.




El movimiento de banquillo calentó la sangre al Madrid. Reaccionó con viveza, no tanto con fútbol asociado. Aunque sí lo justo para agobiar al equipo turco, que con mucho mérito se resistía a dejarse ir en el tramo final. La pelea tenía pinta de combate nulo hasta que se le ocurrió a Marcelo hacer una de las grandes: se fue de uno, de dos, de tres y con la punterita la puso suave en la red. Al final, siempre deciden las genialidade





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