El hambre gana partidos

Pocos o nadie hubiesen puesto en la quiniela de los mejores a Osasuna y Elche. Al menos yo no contaba con ellos pero son los mejores de la categoría a día de hoy ocupando plazas de Primera.

Los he visto jugar, y ustedes también, porque visitaron el Mediterráneo y estarán conmigo a la hora de afirmar su elevado grado de compromiso. No dan un balón por perdido. No se rinden.

Es como si se jugaran llegar a fin de mes. Como si en la victoria les va el salario. Tiene mucho mérito, ya que el Elche se ha diseñado en tiempo récord y tiene tope salarial, y tres cuartos de lo mismo para Osasuna que vive su peor momento económico y con problemas institucionales.

Tanto Baraja como Martín han apechugado con lo que les ha tocado y han emprendido una aventura que por ahora es de lo más bonito con sus equipos en puestos de Primera División.

Esto es lo que se llama hacer de un problema una solución. De una crisis su fuerza. De una plantilla un equipo y de una afición desencantada una grada enchufada.

A veces el hambre gana partidos y me viene a la memoria aquel Mármol Macael de los noventa que quedó en manos de una Plataforma de Salvación y casi se mete en la categoría de plata. Solo tenía un hombre por puesto y completó con juveniles.

Aquel equipo entrenador por José Luis Garre se hizo en una semana y con contratos a la baja y sin saber si se llegaría a pagar el primer mes. Aquella fue la mejor temporada en lo económico y en lo deportivo disfrutando equipo y afición unidos.

El fútbol es tan grande que nos ofrece escenarios tan lindos como el que disfrutan Osasuna y Elche. El primero ajustando cuentas y el segundo descendido en los despachos y limpiado de futbolistas en tiempo récord.

Son un ejemplo para nuestro fútbol.

El hambre también gana partidos.

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