El río Andarax, testigo del correr de la historia milenaria de Gádor y protagonista en la labor de los agricultores. Sus gentes de carácter amable y sus fiestas de arraigo tradicional son sus mejores señas de identidad. En el margen derecho del Río Andarax, el pueblo linda al norte con el municipio de Santa Fe de Mondújar, al sur con Benahadux y Pechina y al este con Rioja. La Villa de Gádor es uno de los siete municipios que forman la Mancomunidad del Bajo Andarax.
En su casco histórico cualquier rincón está adornado con una fuente o alguna estatua, se trata así de un pueblo generoso y agradecido de sus antepasados, a los cuales dedican estas plazas, como es el caso de los naranjeros, que tienen dedicado un monumento en la plaza del ayuntamiento.
Gádor posee un gran número de esculturas con motivo religioso esparcidas por todo el centro urbano. Una de ella es la imagen de la Virgen del Rosario, se encuentra en la parte más alta del pueblo y está subida en un pedestal.
El santo con más devoción es San Sebastián, su patrón. Para honrarle le dedicaron un monumento en 1999 en una de sus plazas. Y cómo no, la Ermita de la Santa Cruz, cerca del cuartel de la Guardia Civil, que regala una panorámica difícil de olvidar.
Lo único que es visible sin necesidad de ir a un mirador es la Iglesia del Rosario, que corona el valle y acentúa aún más si cabe el carácter religioso de la fisionomía del municipio. Es un templo mudéjar de gran envergadura construido en 1673 donde el volumen de su fachada se eleva sobre las pequeñas casas blancas que predominan en el pueblo.
Paseando por Gádor
La Plaza de la Constitución es un buen lugar para comenzar un paseo por Gádor. Históricamente ha sido el centro neurálgico de la actividad diaria del pueblo. Y ofrece un amplio espacio para el deleite del visitante. Sin duda, no hay nada mejor que sentarse en un banco y disfrutar de los aromas, el murmullo y el devenir de aquellos que se acercan al Ayuntamiento. Éste ha conservado desde sus orígenes el inequívoco estilo cántabro de sus balconadas
No podríamos pasar por alto un monumento de tanto interés cultural como es el Castillejo de Gádor, de la gran fortaleza que fue sólo quedan unos restos erguidos sobre una gran roca. El Castillejo es de origen árabe, desde donde se debió vigilar toda esta parte del valle de entrada a la capital. Además de ser refugio para los habitantes de posibles ataques.
Denominado desde hace generaciones como Pueblo o Villa de la naranja debido a sus enormes extensiones de naranjos que comprenden ambos márgenes del Río Andarax, a su paso por este pueblo. Gádor se ha convertido en un municipio referente en la provincia de Almería en cuanto a oferta turística se refiere.
Y es que el pueblo tiene la capacidad de ofrecer todo tipo de servicios: alojamiento, buen clima, buena gastronomía y, sobre todo, una gran oferta cultural que lo convierte en el municipio con menos de cinco mil habitantes y que más monumentos abarca en su territorio.
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