Celia Viñas: La celebración eterna de la vida

La vida es un camino colgado de la espalda. Todas las primaveras son ya limones turbios derramados en un cesto. (Julio Alfredo Egea)
Así comienza esta hermosa publicación, la opera prima de una nueva editorial de la tierra, Letra Impar, que nace al amor y del amor de Pepe Criado, el poeta de la Veloz Quietud de Dalías.
Y no podía ser en otro sitio. La Biblioteca Villaespesa de Almería estaba de celebración ante la presentación de este libro, que arropa con mimo las décimas de Celia Viñas. Una de las grandes artífices de su existencia, que flotaba en el aire en su sala de exposiciones. El descanso del libro, nos recordaba Pepe Criado que escribiría Celia en la prensa local, orgullosa en mayo de 1947 del nacimiento de aquel pequeño y entrañable primer templo de lectura en la que ya era su ciudad.
Celia Viñas, Las Islas del Amor Mío constituye un libro homenaje, el cual se suma a todos los que Almería ha tenido a bien seguir ofreciendo a su profesora más querida, y en especial, a propósito del centenario de su nacimiento.
La elección de las décimas como vehículo para mantener a nuestra Celia viva, comenta el editor de Letra Impar, es porque esta estrofa poética representa muy bien la realidad y la tradición, la simbiosis entre la poeta y la Almería de su época.
La aportación editorial de que algunas de ellas estén representadas en castellano y mallorquín, no hace sino enriquecer el alma de quien decida reposar con este ramillete de sentimiento una tarde frente al mar... Y me parece una idea brillante, todos los libros debieran estar escritos en varios idiomas a la vez, sería una buena manera de destruir los absurdos muros lingüísticos que tienen vocación de frontera infranqueable.
El profesor y escritor Juan José Ceba aporta a la publicación y a su intervención en la presentación, la parte pedagógica que Viñas fue capaz de imprimir a su actividad docente, producto de su formación perteneciente a la del Instituto de Libre Enseñanza, y que ella supo trasladar magistralmente a aquella ciudad gris de la posguerra.
El extraordinario ser de luz que fue esta mujer queda palpable en la entrañable relación que mantuvo con muchos de sus alumnos, los cuales reconocen sentirse todavía hoy en día enamorados de su profesora. Para muestra, el botón que supo aportar con su composición como ejercicio de clase sobre la azotea, José Gisber, realizado hace 52 años, siendo él un adolescente, y que nos leyó emocionado.
Pilar Quirosa y Dolores de Madariaga se sumaban a la fiesta, analizando la intensa producción literaria de la poeta mallorquina en relación con los temas y recursos lingüísticos palpables en sus obra, destacando la profunda influencia que La Generación del 27 tiene sobre ella.
Y haciendo un recorrido pormenorizado de las décimas, llegábamos al broche de oro del volumen, consistente en incluir un último capítulo dedicado al descubrimiento de Marta Mata, pedagoga y amiga epistolar de Celia Viñas. Esto añade brillo a la idea que todos tenemos sobre la gran filántropa que debió ser esta mujer con vocación de hada, y que tocaba con su varita mágica a todos los que se le acercaban, para convertir sus calabazas en carrozas.
La mística, la naturaleza, el mar, el amor, el arte, sus ojos de niña y por ende de poeta, están presentes en este homenaje, como temática de su expresión. La sensibilidad en todas las páginas de Las Islas del Amor Mío debe su nombre a la décima titulada: 
Al amor niño vestido de marinero.
Las Islas del Amor Mío/en la mar, sobre la mar/ si quererte es navegar/vamos al mar, desafío/del escollo y del bajío./ Si naufrago en tu ternura/-¡ay, qué dulce aventura!-/que me entierren en la arena/y tú tendrás tanta pena/que encallarás de amargura.
La voz de Celia, escribía su marido Arturo Medina, es una melodía que se deja llevar por la vida.
La musicalidad de Celia, destaca Pepe Criado entre las páginas, es la que hace vibrar todo a su paso cuando ella se aproxima. 
Y así, con esta estrella fulgurante, el universo de la poesía seguirá brillando para nosotros eternamente...
Escuché el silencio hablar, hasta que la palabra liberó mi esencia (C. Viñas)